Misoginia, política y lawfare: Del ecosistema digital al judicial

La misoginia no es natural, es una construcción social que se nutre de la influencia del ambiente. Un incel no nace: se hace. A falta de modelos de referencia actuales, las masculinidades se nutren del ambiente para identificarse. Si la manosfera es el ecosistema digital que reúne a los misóginos, el lawfare es el ecosistema judicial que los valida.

Por Virginia Florito

En un contexto de crash económico, discursos sexistas, deterioro de la política como herramienta de cambio y ascenso de CEOs a la política mundial, la lógica fascista y masculinista, manipula a las infancias y adolescencias que interiorizan la violencia como forma natural de vincularse. Las consecuencias van directo al deterioro de la calidad de vida. El mandato de la masculinidad en política hace estragos y lo está percibiendo el mundo entero. Solo contemplar la guerra arancelaria entre China y USA. O Rusia y Ucrania pueden dar una idea del peligro social que implica la política masculinista. 

 Adolescense, la serie de Netflix no puede ser más oportuna.

¿Cuáles son las condiciones de posibilidad social para el ejercicio de la violencia?
Stephen Grahan, productor y actor que interpreta el personaje del padre, cita en un programa reciente un proverbio africano: “Para educar a un niño hace falta una tribu entera”.
Los modelos de referencia de masculinidad oscilan entre jugadores de fútbol con causas por violencia, políticos que pueden ejercer con causas por acoso o abuso, streamers hablando de experiencias sexuales íntimas con mujeres en prime time, jueces impuestos por decreto en la Corte Suprema de Justicia. Desmantelamiento de las políticas públicas relacionadas a la igualdad. Pero también algo de lo que se habla poco: el Lawfare como reproducción de la corporatividad misogina en Argentina y su paralelismo con la forma en la que funciona la manosfera.

Adolescencia no solo muestra el abismo al cual nos lleva la socialización de la masculinidad bajo el mandato patriarcal, sino la falta de herramientas a la hora de abordarlo.

La serie permite introducirse al ecosistema de un tipo de masculinidad: la incel. La que habita la manosfera. La que se subestima pero va en crecimiento. La enojada con las mujeres porque no saben lidiar con lo que les pasa, desconociendo que mucho de lo que les pasa a nivel emocional, tiene relación intrínseca con las normas patriarcales asignadas al nacer y el mandato de la masculinidad que les adjudica un rol obligatorio en la forma de comportarse.

Hasta ahí pareciera tratarse de un tema que no tiene relación con lo que sucede a nivel global. Sin embargo si se traduce a la forma en la que se está haciendo política, tanto en Argentina como en EEUU, se suscita el mismo fenómeno: varones autoritarios adueñándose de los espacios políticos bajo una lógica opresiva hacia las mujeres y hacia cualquiera que piense distinto. Discursos económicos anacrónicos e incoherentes. Desconocimiento y subestimación de las demandas sociales y culturales de la época.

 Por eso, quizás,  aprovechar las herramientas que brinda la perspectiva de género es fundamental para hacer análisis políticos actuales y combatir el androcentrismo que derivó en el fascismo en la política actual, comprendiendo cómo se suscitan las dinámicas que no involucran sólo al plano económico, sino y fundamentalmente al cultural, que es el que timonea y condiciona la economía.

El mundo enfrenta un fenómeno que impacta en la economía, pero inicia en el plano cultural, porque es el paradigma cultural el que está en quiebre y las masculinidades sin modelos de referencia, inevitablemente imitan roles del ambiente.

En este contexto, los padres no tienen que preocuparse por si están criando un INCEL intrafamiliarmente, porque lo está criando la sociedad. El entorno es condicionante.

Sabemos que la violencia se suscita bajo construcciones sistemáticas que naturalizan un comportamiento como normal y se reproduce bajo el concepto de estereotipos de género de manera automática.

La influencia de las masculinidades que ocupan cargos de jerarquía  y que funcionan como referentes para muchos varones, no colaboran a que las infancias y adolescencias puedan habitar la masculinidad desde la igualdad. Por lo contrario, hay un recrudecimiento del sexismo.

Estos varones, que hablan en nombre de todos los varones, desplazando y despreciando a otros, adueñándose de los micrófonos, pretenden imponer una única forma de ser hombre. La histórica: la que somete (a las mujeres, pero también a otros varones) con el agravante de que están destruyendo el mundo, la economía, y la posibilidad de una vida en armonía.

¿Quienes están cooptando a las masculinidades a falta de espacios de referencia y pertenencia en el ámbito educativo, social y político?

En los resultados de las elecciones se vio la lectura estratégica que hizo el neoliberalismo de la carencia de espacios de masculinidades y rápidamente empezó a redirigir los discursos para incorporarlos. En los números post elecciones, quedó en evidencia que la victoria del fascismo en Argentina se dio por la derechización del voto en varones jóvenes.

El apoyo más fuerte a Milei vino de los menores de 30 años. Especialmente varones. Después de las PASO el 60% de sus votantes eran hombres. Tendencia que se mantuvo en el ballotage dándole la victoria de 55,65 %  por sobre el 44,35% de su antagónico. De esa diferencia del 11,3% ( 2.955.840 de votos aproximadamente) se mantiene la tendencia de voto masculino joven.

¿Qué les está dando el fascismo que no encuentran en otro plano?
Espacio de pertenencia con otros varones, posibilidad de expresarse. Un lugar a través de las redes donde quejarse y hablar de lo que les pasa a nivel emocional. Pero fundamentalmente donde redirigir el odio y sentirse parte de algo.

Algo que no aborda la serie de Netflix, es que originalmente la plataforma virtual que dio origen a los incels (acrónimo de la expresión inglesa involuntary celibate) fue creada por una canadiense en 1997 para chicos y chicas que buscaban consejos sobre cómo vincularse o contaban sus desencantos afectivos. En esa época aún no había facebook, y lo más común eran los blogs. La intención de esta plataforma fue dar un soporte como fuente para compartir consejos sobre relaciones y brindar un lugar donde también los varones pudieran opinar sobre sus experiencias y frustraciones. Y funcionò.  Recién a partir del 2000  empiezan a verse mensajes misóginos y posteriormente plataformas especiales donde los varones se juntan a hablar con odio de las mujeres.

Lo que interesa rescatar de esto es que efectivamente los varones buscan espacios  donde aprender a lidiar con las frustraciones propias de vincularse.

Desafortunadamente, al no haber alternativas, se quedan con lo que encuentran y en vez de entrar en espacios de reflexión como círculos de masculinidades (son escasos o casi nulos en Argentina quienes lo brindan) caen en redes misóginas que aprovechan su frustración para redirigirlos.

Un dato alarmante no es solo que la derecha se lleva a los varones sin modelos de referencia y los formatee con discursos misóginos, homofóbicos y corporativos. Sino que la oposición tampoco tiene alternativas.

El gobierno actual alineado a la narrativa conservadora de Trump desmantelo las políticas públicas relacionadas a mejorar la calidad de vida de infancias y adolescencias junto con el presupuesto en educación. También dejó en claro con acciones en reiteradas oportunidades que las temáticas de género son “ideología woke” y que las herramientas que brindan políticas públicas tales como la ESI no son importantes. Siendo que era uno de los pocos espacios donde los varones podían abrirse  a hablar de temas propios de su edad: el amor, el rechazo, la validación, la pertenencia, la identidad, relaciones sin violencia, etc.

Las masculinidades que se involucran directa o indirectamente en la manosferano contemplan la pérdida de los privilegios como un proceso colectivo devenido en mejorar la sociedad, sino un agravio personal hacia todos los varones y que atenta contra ellos de manera personal. Frecuentemente utilizan el discurso de “volver a los valores tradicionales”, o al “como era antes”. No hay un análisis sobre la conveniencia de la caída del patriarcado y por qué también favorece a los varones que cargan con un modelo de masculinidad nocivo para vincularse y que no les permite el encuentro con un otro u otra. Hay enojo y frustración. Deseo de control, incertidumbre. Y un discurso construido desde el revanchismo como si hubiera habido algo que les fue arrebatado frente a los feminismos y que hay que recuperar. El nombre que corresponde al fenómeno se llama backlash.

Es verdad que en los ultimos tiempos el indice de relaciones sexo- afectivas entre varones y mujeres, ha bajado, perono tiene relación con un impedimento de los feminismos. Sino con el avance del neoliberalismo en las relaciones. Las condiciones de posibilidad para vincularse o conocer a alguien no están dadas si una persona está preocupada por el constante arrebato en la calidad de vida: pagar alquileres altísimos, acceder a un trabajo en blanco, comprarse ropa o pagar los servicios. El mandato de la masculinidad que establece el patriarcado socializa a los varones para ser proveedores y exitosos, rol que en este contexto de crisis económica no pueden cumplir, y que les genera un estado de angustia e incertidumbre.

 El fascismo ha logrado canalizar el enojo de no acceder a una vida cómoda pero redirigiendolo a que el problema es en realidad la revolución de las mujeres o la agenda woke. Narrativa construida para desviar el foco de atención del avance voraz de los monopolios sobre las naciones con la complicidad del Lawfare.

Si hay una relación que puede hacerse entre la manosfera y el lawfare es la corporatividad. La cofradía es el sustento principal del dispositivo patriarcal que perpetúa los intereses de un tipo de masculinidad sobre el resto. Esferas que concentran discursos conservadores y que sostienen estereotipos de masculinidad opresiva reúnen características en común: ambos consisten en grupos androcéntricos reunidos con un fin, sea brindarse información, protegerse o hacer cadena de favores.  En estas dinámicas de poder a través de pactos entre caballeros, con el objetivo de oprimir a otros y a otras, los varones se cuidan entre ellos desde el blindaje de una serie de acciones y silencios. Dinámicas mediante las cuales se organizan las jerarquías, los negocios y las formas de intimidación desde estrategias diagramadas. En el caso del lawfare, con el uso de la ley.

No es un dato menor que todos los jueces de la Corte Suprema de Justicia, organismo de mayor garantía constitucional, sean hombres. Previo al rechazo de los pliegos de Garcia Mansilla y Lijo por parte del Senado, eran 4 los supremos puestos a dedo por decreto para preservar intereses corporativos y personales de dos presidentes.

La función de la corporatividad es perpetuar un modelo funcional a un grupo. Si la manosfera como ecosistema misógino digital crea, el lawfare como ecosistema judicial valida. Sostiene en el tiempo. La invisibilización de las identidades feminizadas en lugares de toma de decisiones, tales como la justicia o la política, también envía un mensaje a las infancias en formación: las decisiones importantes son cosas de varones.