Por Editorial Sudestada
Antes de la cadena nacional salieron al balcón, Milei, Yuyito, y los alfiles de “la foto” sin la vicepresidenta. Cumplieron el año de gestión, y fueron a saludar a su “gente”. Y las cámaras no enfocaron hacia la Plaza. Siendo generosos, podemos decir que había alrededor de 150 personas abajo. Muchos, insultándolos.
Luego la grabación que se transmitió por cadena nacional. Podríamos analizar cada punto que sostuvo Milei del libreto armado puertas afuera, incluso podríamos escribir una editorial entera de las decenas de veces que mencionó a la “casta”, nombrando a Menem y rodeado de Bullrich, Caputo, Stuirzenegger, Francos, y la comitiva más rancia de la historia Argentina. Pero nos quedamos con todo lo que no dijo. Porque eso es mucho más intencional que las palabras leídas, y las reformas prometidas.
Porque en entre números falsos, y una muestra clara que el 2025 será de mayor ajuste y angustia social, Milei no mencionó a los trabajadores, y si hilamos fino lo hizo, pero con argumentos que se desploman en un abrir y cerrar de ojos, como por ejemplo el salario promedio, la Canasta Básica real, y los ingresos que no alcanzan ni para el 15 del mes. Nada dijo de esa realidad, pero volvió a festejar a los 34 mil laburantes despedidos, amenazó que serán muchísimos más, y no abrió palabra sobre los miles de trabajadores despedidos en el sector privado. Tampoco mencionó a los jubilados, ni a una mejora de sus ingresos, ni a los medicamentos. De hecho, sobre el hambre y la miseria -en un país en el que millones de pibes no cenan y millones de jubilados tampoco- incluso sobre los planes sociales, volvió a escupir la crueldad enorme de definir al Estado como “una niñera”.
No hablo de la salud, ni de hospitales, ni de salitas de emergencias, ni del personal médico, ni nada que se le parezca. Tampoco de la obra pública y del impacto que genera que el Estado se corra de ahí. Mucho menos de las Universidades nacionales, de la educación pública. Ni una línea. Como tampoco de la economía paralizada, de las pymes que cierran, de las persianas que bajan, de la angustia social, del consumo en picada, de los créditos para poder comer, de las “tarjetas” para el pan y la yerba.
Es tan violenta la impunidad que hasta dijo que “la economía está en alza”. Y sin que les tiemble el pulso, aseguró que todo este entramado del liberalismo más perverso, sacará sus garras mucho más el año que viene.
Podríamos analizar mucho sobre cada punto que sostuvo el guion presidencial, desde la edad de imputabilidad, la lista de reformas anti derechos, del dólar, de los alquileres y otra mentira enorme, de los ingresos, de los impuestos nacionales, de la venta libre de armas, de la falsedad sobre la Asignación Universal que alcanza la Canasta Básica. Y seguir punto por punto. Pero como mencionamos líneas atrás, lo que no dijo es mucho más intencional. Porque Milei puede seguir con el relato que le otorga la tibieza política y una distopía que dispara para todos los sectores. Pero lo cierto es que ayer dejó algo muy claro. En 2025 el plan de quitarle derechos al pueblo para “devolverle” al privado, será mucho mayor. Es decir que el presidente expone de manera concreta que gobierna para grupos empresariales, para el “privado”, como venimos sosteniendo desde el 10 de diciembre. En criollo, el año que viene el ajuste impactará mucho más que este año, salvo para los privilegiados que no vemos en el territorio, como tampoco al gobierno.
¿Comprendemos realmente lo que significa un Estado cada vez más anulado en un país con millones y millones de humanidades sin cubrir necesidades básicas, y con un plan que no incluye, en ni una sola línea, al pueblo?