JIG “Bailecito para Nada”: una obra de teatro universal

Por Meli Cuitiño

Así se llama la obra de Guille Vanadía. Esta vez la función fue en el Teatro Real en Córdoba Capital. Hubo un tiempo en el que se hablaba del teatro como un complejo mecanismo de relatos visuales, un dispositivo de historias, de gestos y situaciones escénicas. Eso hace este artista, que es literalmente un fabricante de ilusiones, un creador de imágenes que llega manejando un tren al escenario, un vagón que larga humo, y viaja montado desde el sonido de la locomotora disperso en el  aire chk chk – chk – chk chu chu chu. Llega al cementerio de huesos, se pueden oler y sentir, la tierra, las lápidas, el clima fúnebre y divertido a la vez. Los sonidos crean esa atmósfera, que comienza con guille soplando, apagando y encendiendo velas, que no se las ve, al tren tampoco se lo ve pero podemos imaginarlo todo. Jig “Bailecito para Nada”, para todo diría yo, es una obra universal: su lenguaje, su estética, su técnica, sus gestos. Guille es un poeta de la escena, es un mago, un ilusionista completo. Ríe, ama, llora, y no es en este caso una cita de una frase hecha ni un título pedorro de una película pochoclera sino lo que hace nuestro clown, roto y desvariado, desvencijado, corroído marginal, un loquito que va creando para su público todo tipo de escenas, ruiditos, muecas de manera totalmente viva y directa, ya que el guiño es permanente, todo lo que llega lo usa, si algo resuena desde afuera, guille lo incorpora en su creación.

Es una obra que puede hacerse en cualquier parte del mundo, en cualquier rincón que se proponga, que se habilite. Guille no es de esos que va a andar pidiendo permiso, es un todo terreno. Me lo imagino en una peatonal de París, en un escenario de Uruguay, en un bar de Colombia, en un teatro de México. En cualquier parte, no importa. Lo que realmente vale la pena es que la obra transita climas que sólo un actor preparado puede hacer. Sólo él en escena con su traje gordo, su tierra, sus luces y sus cruces. Chista al comienzo, prende y apaga la luz, grita y splash! Hay viento y agua, sabe nadar y zambullirse en lo profundo de un océano azul, hay fuerza, un caballo, un sepulturero, un obrero clown que pega un salto mortal desde una carretilla de albañil. Guille despliega honestidad en medio del polvo, es preciso y detallista, seduce con la mirada de pícaro, sacude sus manos mientras deja entrever levitando el humo y sus partículas desperdigadas en el aire, balbucea y sonríe, mira al público, se enoja, se entristece, llora y nos hace reír. El personaje de JIG es un bufón, un demonio vestido con máscara cadavérica que baila gracioso. 

Creo y reafirmo que ir al teatro es contemplar una y otra vez de lo que es capaz un cuerpo, o más preciso sería afirmar el desconocimiento que tenemos sobre los cuerpos en escena entrenados para la acción en un tiempo sin tiempo, como JIG, un Bailecito para Nada. 

Actúa: Guille Vanadía
Dirección: Gastón Casabella
Asistencia en Dirección: Milagros Centeno
Vestuario: Ana Rojo
Maquillaje: Patricia Ávila
Iluminación: Melanie Hansenclever
Fotografía: Azul Cooper
Utilería: Natalia Guendulain
Diseño de Producción: Hora French
Producción de Gira: Julieta Reyes                                            
INSTAGRAM: @JIGBAILECITOPARANADA                  

Cabe destacar que “Jig”recibió el premio a Mejor Vestuario en la última edición del Premio Provincial de Teatro “SIRIPO” 2023 y nominada en las categorías Mejor Obra y Mejor Actuación.