Salud o economía: ¿esa es la cuestión de la pandemia?

“En términos comparativos estamos en una situación buena”, adivirtió hace algunas horas en una nueva conferencia el presidente Alberto Fernández. En esta oportunidad se anunció la apertura escalonada de la cuarentena a partir del lunes 20 de julio. La situación de contagios por covid-19 aumentó en el último mes y los fallecimientos rondan los 2100 muertos. Aún así, el país continúa teniendo buenos resultados si se piensa en la ocupación de camas de terapia intensiva y en la saturación del sistema sanitario. Por otro lado, la presiones y el ahogo de las empresas para reactivar la economía fueron creciendo al mismo ritmo que se sostenían en el tiempo las medidas de distanciamiento social. ¿Es real tal dicotomía? ¿Hay tensiones entre estas dos cuestiones que se ponen en juego? Responden a estas preguntas la economista, docente de la Universidad de Lomas de Zamora y becaria de FLACSO, Daniela Calvo, y el economista y docente de la Universidad de Buenos Aires Camilo Beltrán.

Por: Camilo Beltrán y Daniela Calvo

Una pandemia mundial

En diciembre de 2019 se reportó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) el primer caso de Covid-19 en China. Ningún gobierno del mundo consideró que seis meses más tarde, la irrupción del virus generaría un impacto profundo en todos los órdenes de la vida humana. A medida que la pandemia fue mostrando su capacidad devastadora sobre los sistemas de salud y los cuerpos, las estimaciones sobre la profundidad del impacto en la economía mundial fueron empeorando, siendo comparable por su magnitud con la crisis de 1929.

En esta coyuntura los Estados mostraron distintas respuestas para abordar la pandemia tanto desde el plano económico como sanitario, donde se abrió un debate sobre qué privilegiar: si la salud de la población –y por tanto, la vida- o el desempeño económico. Ante la ausencia de vacuna y tratamiento farmacológico, las medidas que tomaron los Estados para contener la epidemia se basaron en el aislamiento social (la conocida cuarentena) y el cierre de fronteras con el fin de evitar la llegada de personas potencialmente contagiadas.  

En general no hay países que no hayan implementado, aunque sea de manera parcial o focalizada, medidas de aislamiento social obligatorio. Sin embargo, el comportamiento de los Estados no ha sido unánime, ya que algunos gobiernos han realizado una revisión crítica de las recomendaciones de la OMS y otros directamente las han confrontado. 

Un problema de la economía

Aquellos gobiernos nacionales que decidieron no implementar el aislamiento obligatorio esgrimieron como principal argumento que las consecuencias para la actividad económica de su país generadas por la cuarentena serían peores que las que se presentarían por el avance del virus. Son ejemplos de este caso Suecia, Brasil y EE.UU.. En el otro extremo se ubican aquellos países que mostraron una respuesta sanitaria más contundente como Alemania y Argentina. 

Suecia se convirtió en el modelo de tratamiento del virus sin confinamiento social (salvo para el grupo de riesgo), manteniendo la asistencia a escuelas, bares y comercios. Su enfoque se basó en la responsabilidad individual y un conjunto de medidas encaminadas a mantener el distanciamiento social en las actividades cotidianas, siguiendo la lógica de la inmunidad de rebaño. El enfoque sueco inicialmente pareció efectivo al mantener un relativo dinamismo económico, sin embargo, no logró contener la propagación del virus convirtiéndose en uno de los países europeos con más contagios. 

Por su parte, los gobiernos ultraconservadores de EE.UU. y Brasil son los que han ofrecido mayor resistencia a implementar medidas preventivas frente al Covid-19, relativizando incluso el riesgo y el impacto del virus sobre la salud de las personas. El gobierno que encabeza Jair Bolsonaro en Brasil estableció una lucha frontal contra las políticas de cuidado promovidas por la OMS; su máxima expresión de rechazo al aislamiento social se manifestó en las convocatorias y participaciones de él mismo en marchas y manifestaciones.

La postura del gobierno nacional generó una fuerte tensión política, incluyendo la salida de dos ministros de salud en un mes y la rebelión de los 27 gobernadorxs que implementaron medidas de cuarentena desafiando las disposiciones nacionales, aunque el índice de aislamiento fue inferior al 50%. En EE.UU. las medidas de aislamiento y prevención también estuvieron a cargo de los gobiernos de los diferentes Estados, ya que hasta el momento no se ha generado una estrategia nacional ante el Covid-19.   

En contraste, una de las naciones que implementó una cuarentena estricta y coordinada a nivel nacional fue Alemania. Su enfoque se basó en un esquema de testeo masivo que llegó a las 160 mil pruebas por semana en marzo, lo que representó una cantidad mayor que lo realizado en total por otros países europeos como España e Italia para la misma época. La masividad de los testeos y la temprana detección de casos positivos la llevó a tener uno de los mayores niveles de contagio del mundo en marzo, pero con una baja tasa de mortalidad, dado el tratamiento temprano de la enfermedad y la disponibilidad de la capacidad hospitalaria requerida. 

Argentina y la cuarentena

En el caso argentino, el gobierno nacional implementó desde el 20 de marzo la cuarentena estricta para todo el territorio e incluyó a todas las actividades económicas con excepción de aquellas denominadas como esenciales e inició la ampliación de la capacidad hospitalaria y la promoción de fabricación y adquisición de insumos médicos. El Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio fue una medida exitosa desde el punto de vista sanitario y epidemiológico. Incluso el FMI destacó la respuesta Argentina a la pandemia como “muy rápida y agresiva” lo que le permitió al país ubicarse en el rango más bajo de contagios y muertos por el Covid-19 de la región. En este mismo sentido se pronunció la revista Time, que destacó la baja expansión del virus en comparación con los países vecinos. 

Tal como se observa en la Tabla, el FMI prevé que la caída de la economía mundial sea de 4,9% para 2020, en un escenario en el que todas las economías muestran un derrumbe estrepitoso, independientemente del tipo de medida sanitaria implementada. Incluso, los países más reticentes a llevar a cabo las medidas de aislamiento social (Brasil y EE.UU.), son los que presentan un mayor deterioro en las estimaciones de crecimiento.

Cantidad de personas infectadas y fallecidas cada 10 mil habitantes por Covid-19 al 13/07/2020 y proyección del creicmiento del PBI 2020

PaísInfectadxs cada 10 mil habitantes 13/7Fallecidxs cada 10 mil habitantes 13/7Pronóstico pre-covid 19*Pronóstico actual**Diferencia de pronóstico
EE.UU. 102.64.22.0-8.0-10.0
Brasil89.13.42.2-9.1-11.3
Suecia74.15.41.5-6.8-8.3
Alemania24.11.11.2-7.0-8.2
Argentina22.50.4-1.3-9.9-8.6
Mundo16.80.73.3-4.9-8.2
*Para Suecia, Alemania y Argentina los datos corresponden a las proyecciones publicadas en octubre de 2019, el resto corresponden a proyecciones lanzadas en enero de 2020-
** Datos publicados en las proyecciones de junio de 2020.  

Fuente: elaboración propia en base a Universidad Johns Hopkins y FMI.

Estos pronósticos exhiben que más allá del tipo de medida sanitaria, las economías sufrirán un shock negativo similar. Lo que sí varía de acuerdo a la decisión sanitaria empleada es la cantidad de personas contagiadxs y fallecidxs: es significativamente menor en aquellos países que implementaron un aislamiento temprano para preparar su sistema de salud, evitar el colapso hospitalario y fundamentalmente, cortar la cadena de contagios. 

¿El problema es el sistema?

La priorización de la actividad económica sobre todo lo demás, incluso sobre las vidas humanas, es un rasgo característico y excluyente del modelo económico neoliberal, el cual demostró en esta coyuntura, una vez más, que la tasa de rentabilidad le resulta mucho más relevante que otras, como la de mortalidad. 

El resurgimiento del neoliberalismo económico y el conservadurismo político en el mundo tras la crisis de 2008, se dio con el restablecimiento de gobiernos conservadores con un fuerte componente nacionalista y liberal en EE.UU. e Inglaterra. Su correlato en nuestra región inició con el golpe parlamentario en Paraguay, la vuelta a la presidencia de Sebastián Piñera en Chile, la llegada al poder de Mauricio Macri en Argentina, el golpe institucional a Dilma Rousseff y la posterior elección de Jair Bolsonaro en Brasil, el giro a la derecha de Lenin Moreno en Ecuador, el golpe de Estado a Evo Morales en Bolivia y el retorno al poder del partido blanco en Uruguay. 

Esta avanzada neoliberal se encontró de frente con la pandemia por el Covid-19 y su respuesta ha sido tal como su enfoque dictamina: priorizar los intereses económicos concentrados por sobre el bienestar de las mayorías. Sin embargo, tal como muestran los casos de EE.UU. y Brasil, los resultados tanto en el plano del cuidado de la vida de la población como en la economía, han sido deplorables. 

La acumulación de riqueza y la academia

La propagación del Covid-19 resaltó las fisuras de un modelo económico que privilegia la acumulación de riqueza por parte de los grupos económicos concentrados por sobre la reducción de las desigualdades sociales y que en su discurso pondera a la eficiencia del mercado por sobre la gestión estatal. 

El perjuicio que provoca la aplicación de las ideas neoliberales sobre las mayorías no es una cuestión que sólo se evidencie en la situación actual. La aplicación de estas ideas desde la década del setenta, en muchos casos de la mano de sangrientas dictaduras cívico militares, llevó a fuertes crisis económicas que incrementaron los niveles de pobreza y desigualdad. La situación generada por el virus relanzó el debate sobre la presencia del Estado en las cuestiones económicas, políticas y sociales de un país. 

Distintas propuestas, encaminadas a corregir las asimetrías socioeconómicas generadas por el libre mercado, empiezan a tener fuerza en varios países. Se destacan iniciativas que buscan aumentar el gravamen sobre las grandes fortunas, así como la creación de un ingreso universal básico que asegure a todxs lxs ciudadanxs el acceso a un nivel de vida digno. 

Un desafío adicional se presenta para el mundo académico. El conjunto de autorxs e ideas que conforman la corriente neoliberal se sigue estudiando como teoría dominante, cuando no única, en muchas universidades del mundo. La necesidad de abandonar estas ideas como marco ideológico, teórico y práctico para organizar la economía y asegurar el bien común se han puesto de manifiesto durante esta pandemia.