Por Editorial Sudestada
Cerró los ojos este domingo una de nuestras Madres. Lo comunicó su hijo, Claudio Morresi. Su hermano, Norberto, era militante de la UES (Unión de Estudiantes Secundarios). Fue detenido el 23 de abril de 1976, y lo asesinaron ese mismo día. Tenía seis tiros en la cara, y tenía 17 años. Durante años estuvo desaparecido. Su mamá, Irma, la del pañuelo blanco al lado de Lita, integrantes ambas de “Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas”, lo buscó durante gran parte de su vida. Muchos años después, los restos de Norberto fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense. Había sido enterrado como NN, en el Cementerio de Gral. Villegas. Irma se despide del mundo, y nos deja un legado que atraviesa a toda la humanidad. Porque la lucha continúa. Porque nos queda -como pueblo- una enorme deuda con la historia. Porque Irma pudo despedir a su hijo, pero después de 50 años del inicio del terror, no sabemos dónde están la mayoría de las compañeras y compañeros detenidos y desaparecidos.
Despedir a una enorme luchadora como Irma duele. Porque estamos hablando de una de las mujeres que partieron la historia reciente al medio, que nos enseñaron el verdadero significado de la Memoria, que salieron a las calles sin frenar un solo día por la Verdad, y que con el cuerpo dispuesto, el brazo compañero, las lágrimas, la sonrisa, y las carpetas en mano, lucharon desde el primer día por una Justicia plena. Duele, porque además se va de este mundo en un contexto en el que nos gobierna el resabio del partido militar, los reivindicadores de los crímenes de lesa humanidad, los que se ríen de las víctimas como Norberto, los que pretenden el olvido, y los que desprecian al pañuelo blanco. Porque fueron ellas las que denunciaron, las que enfrentaron a los monstruos, las que construyeron caminando la historia reciente más grande de nuestro país.
Ellas, y cada una de estas humanidades, que duele despedir, pero que abrazamos todos los días. Por los 30 mil, por los 500 bebés robados, y por todas las Madres de la Plaza. Ahora, y siempre.