“¡Qué momento, qué momento, a pesar de todo les hicimos el encuentro!”, cantaron lxs compañerxs en San Luis. Nos encontramos en las calles, después de dos años, para resistir y compartir nuestras historias. Transformamos nuestras experiencias individuales en una demanda colectiva. Debatimos en talleres, lloramos escuchando nuestras dolencias, marchamos para que se escuche nuestra voz y bailamos por las noches, entre bombos, cumbia y alegría.
Por Florencia Da Silva
En 1986 se reunieron las primeras mil personas en el Encuentro de Mujeres, dentro del Centro Cultural San Martín de la Ciudad de Buenos Aires, para hablar sobre la situación de las mujeres en Argentina. Desde aquel momento, las encuentreras pasaron por lugares como Córdoba, Mendoza, Neuquén, Jujuy, Salta, San Juan, Resistencia, Trelew, La Plata, hasta que tuvieron que detenerse durante dos años por la pandemia.
Este año, el 8, 9 y 10 de octubre nos reunimos en el ahora nombrado Encuentro Plurinacional de Mujeres Lesbianas, Trans, Travestis, Intersexuales, Bisexuales y No Binaries, en San Luis, Territorio Huarpe, Comechingón y Ranquel. Fue en 2019 cuando se decidió que el Encuentro sea plurinacional para incluir a los pueblos indígenas, las identidades negras, afro y racializadas y a las compañeras que son oriundas de otros países. También se eligió que se nombren a otras identidades de género, además de las mujeres cis. Sin embargo, estos dos enormes cambios generaron resistencias, como lo fue en el anterior encuentro en La Plata que se agredieron a las compañeras travestis y a las de pueblos originarios, y tuvo como consecuencia la división en dos encuentros.
Cronología del fuego y el abrazo
El viernes pasado trazamos líneas que partieron de todas las provincias, para concluir en San Luis. Aparecieron los micros explotados de compañeras que viajaron por largas horas para llegar al territorio que nos unió. Cientos de miles de mujeres se alojaron en escuelas, con carpas en las plazas y en casas de lxs habitantes de la provincia que compartieron sus hogares para que puedan participar.
El sábado por la mañana nos encontramos para ser parte de la ceremonia ancestral. Alrededor formamos un círculo al grito de “Marichiwew” -que significa “diez o mil veces venceremos” en la lengua milenaria Mapuzungun- y el fuego de la memoria nos unió, encendido por referentas Huarpes y Ranqueles para convocar a las ancestras para tomar esas luchas pasadas y reconstruir nuestros feminismos. Desde los primeros instantes, se remarcó la importancia de la liberación inmediata de las mujeres mapuches -detenidas durante la represión en Villa Mascardi-. “Libertad, libertad a las machi por luchar”, coreaban lxs compañerxs.
Durante la tarde del sábado comenzaron más de 100 talleres y el debate en busca de soluciones para las violencias que enfrentamos todos los días. Algunas de las discusiones fueron sobre identidades y sexualidades, territorios, activismos y organización, niñeces y adolescencias, transfeminismo, violencias patriarcales, trata de personas, abolicionismo y derechos humanos.
Cuando cayó la noche, el grito contra los travesticidios rebotó por las calles de San Luis, con Lohana Berkins y Diana Sacayán sobre nuestros hombros: “¡Señor! ¡Señora! ¡No sea indiferente! ¡Se mata a las travestis en la cara de la gente!”, se coreó para exigir mejores condiciones de vida, acceso a la salud y la vivienda, y el respeto de los derechos, entre otras cuestiones.
El domingo continuaron los talleres y por la tarde se llevó a cabo la Asamblea Feminista Abya Yala, en donde hicieron una emotiva y poderosa ceremonia ancestral presidida por Lolita Chávez -activista indígena maya de los pueblos K’iche de Guatemala- y Adriana Guzmán -que integra el Feminismo Comunitario Antipatriarcal de Bolivia- y finalizó con el sonido de los bombos de Talleres Batuka. En el suelo habitó el fuego, el aire, la tierra y la semilla. En la plaza inundada de personas, se exigió la liberación de las mapuches, la libertad para María Ovando y todas las presas por la justicia machistas- También la aparición con vida de Lichita, Guadalupe y Tehuel. Pasó por el micrófono la Asamblea Mar Libre de Petroleras, Soledad Cuello -hermana de Yamila-, Norma -la mamá de Tehuel-, Tujuayliya Gea Zamora -la hija de la militante wichi Octarina Zamora, que falleció hace poco tiempo-, Dilda Roj -integrante del Movimiento de Mujeres Kurdistán- y la Mesa Justicia por Arco Iris y Delfina, entre otras.
Por la noche del domingo, bajo la luz de la luna, marcharon de la mano, sosteniendo banderas y carteles, las hijas de las brujas que no pudieron quemar, las abuelas, lxs nietxs, lxs hijxs, las travestis, les no binaries, las pibas, las niñeces, agrupaciones sociales y partidos políticos. Con el megáfono en mano y el redoblante de los tambores cantaron: “Mujer que se organiza, no plancha más camisas”, “Que es lo que pasa que no lo ven, no estamos todxs, porque nos falta Tehuel”, “Okupa de la calle, okupa de mi cuerpa, okupa del deseo”.
Voces feministas, disidentes y plurinacionales
Durante los talleres, nos encontramos activistas, organizaciones y agrupaciones de diversas provincias, para poner en común nuestros conocimientos, experiencias y reflexiones. Se abrieron debates, chispazos, se armaron refugios y trincheras, aparecieron los abrazos, las lágrimas y llegamos a conclusiones para buscar soluciones a esas problemáticas que nos unen.
Lolita Chávez: “Para nosotras que venimos con esas expresiones cósmicas en la red de la vida donde trasciende la fronteras epistemológicas, territoriales, y donde nos expresamos con amor en la diversidad y en la pluralidad, abrazarnos con los cuerpos plurales y diversos es realmente muy esperanzador para los movimientos feministas y para los mundos, porque otros territorios son posibles siempre luchando contra las múltiples opresiones. Yo no podia nombrarme feminista en mi territorio. Nosotras tejimos nuestros feminismos en clandestinidad. Acá empezamos a acuerparnos con otros feminismos, villeros, populares, de muchos territorios. Ahí me dije, mi feminismo comunitario territorial puede unirse, se van a entender y yo sé que no estoy sola. Entonces lo dije, me nombre feminista y fui abrazada”.
Liliana Daunes, locutora y activista por los derechos humanos: “Este es el primer encuentro que podemos nombrarnos plurinacionales, pluridisidentes, que se visibiliza de algún modo la pluriculturalidad que estamos caminando para buscar ese horizonte de libertades y sin opresiones. El primer sentimiento es el de la alegría. En el abrazo luego, las vibraciones empiezan a sentirse con toda la dureza que corren por el cuerpo cuando escuchamos atentamente las denuncias, cuando sentimos los dolores de otras compañeras con hijxs ausentes. Esa conciencia es parte de nuestra lucha, en estos 37 años, en los que buscamos momentos de reflexión y de multiplicación de esa conciencia. También hay alegría en sabernos en la lucha, en reconocernos en que no nos vencen, que cuando cantamos “America Latina va a ser toda feminista”, lo estamos diciendo en serio porque lo creemos. Tenemos la seguridad que así como nuestras ancestras y nosotras las viejas nos hemos revolucionado para revolucionar , les pibes vienen para seguir esa revolución.
Voguel Báez, encuentrere: “Fui al taller de no binaries y la conclusión que saqué escuchando a todes, es que nos está pasando lo mismo. Fuimos desandando juntes y viendo que hay otres, que no estamos soles. Lo que dije en el plenario fue que yo soy trans no binarie y que para mí la transición es un proceso social, que nuestro deber es habitar nuestro cuerpo, las incomodidades”.
Mariana Fernández, conocida como Chocolate, activista travesti de Rosario: “Este es mi primer encuentro y me siento feliz. Yo soy una chica de 61 años que estuvo en unos momentos muy difíciles, pero me siento reparada. Hay que salir de la oscuridad y estar acá en San Luis es algo maravilloso. Que nos dejen participar, todes luchamos por lo mismo. Incluirnos sabiendo lo que hemos pasado, como travesti conocemos el frío, el hambre. Sabemos lo que buscamos en la sociedad y queremos la igualdad”.
Natalia Bertazzoli, integrante de Munay, agrupación de familias de niñes y adolescentes trans y no binaries: “Este es mi segundo encuentro. Yo me acerco al feminismo a partir de ser mamá de una niña trans. Venir hoy al segundo y que sea plurinacional, con las disidencias, con la lucha travesti-trans en el escenario realmente es muy movilizante. Entrar al predio y escuchar a Susy Shock cantando me emocionó mucho. Las otras identidades que no podían ser parte del encuentro también sufren la violencia machista y sino toma la lucha el feminismo ¿quien podría tomarlas? Es una lucha interseccional y tiene que ser entre todes.
Unas de las grandes conclusiones del encuentro fue la correcta aplicación de la Ley de Educación Sexual Integral, la Ley Micaela, la Ley de Cupo Laboral Travesti Trans y la separación de la Iglesia y el Estado. También se expresó la importancia de las vidas travestis y trans, la aparición de Tehuel y Guadalupe, y la liberación de las mapuches. El próximo encuentro se realizará en la ciudad de Bariloche, territorio ancestral mapuche y tehuelche, donde los pueblos originarios que lo habitan sufren la persecución y criminalización por parte de el gobierno provincial y nacional, la policía y gendarmería. El mismo lugar donde terratenientes usurpan los espacios y recursos naturales para intereses extractivistas. Allí estaremos, para plantar nuestras banderas diversas y encontrarnos en el abrazo.