Zuleika Esnal: “No hay peor mierda que un Estado que dispara contra su pueblo”

“Si un día no vuelvo, hagan mierda todo”, había advertido Úrsula Bohillo en su perfil de Instagram. Tenía 18 años y vivía en Rojas, Provincia de Buenos Aires. El Estado no la escuchó ninguna de las 18 veces que se acercó a denunciar a su ex pareja, Matías Ezequiel Martínez, efectivo de la Policía Bonaerense. Él la mató el lunes pasado. ¿Cuántas denuncias son suficientes? ¿Cuántos femicidios más vamos a tener que contar? Compartimos un fragmento del testimonio de la actriz y escritora feminista Zuleika Esnal, transmitido en vivo por las redes de Sudestada.

Por Zuleika Esnal

Nos fuimos al carajo, nos fuimos a la mierda. ¡Nos están asesinando! Ayer fue Úrsula y si no derribamos esto mañana es otra. Ya no sabemos qué hacer. ¡Que me importa una pared! ¿Un pedazo de cemento vale más que una piba apuñalada? ¿Eso indigna más? Para Clarín es más importante cómo quedó una pared que el cuerpo de Úrsula, es más importante cómo quedó la comisaría que el ojo de esta piba, que casi lo pierde… porque apuntan a los ojos y nuestra vida vale una mierda. Siempre encuentran la manera de echarnos la culpa de nuestro propio calvario. Siguen preguntando en el siglo XXI qué tenías puesto o qué hora era y porqué ibas sola, nadie le cuestiona al violador cómo se le ocurre. ¿Nadie le pregunta nada al asesino? Justicia patriarcal y machismo, esa es la realidad para nosotras, sin distinción de clase ni de piel. Y si sos mujer, callate, bancatela.

Y nos apuntan a los ojos. Ni las 18 veces que Úrsula denunció a su agresor alcanzaron para que el Estado lo viera y hoy estamos llorando una muerta más. No tenemos porqué vivir con miedo. No nos enseñaron, tuvimos que aprender a los golpes como funciona el mundo. La Justicia y los medios siguen protegiendo a los asesinos y, desde el Estado no hay intención verdadera de protegernos a nosotras. Necesitamos que el 144 atienda, primero eso. ¿Qué hacemos? ¿De qué barbijo me estás hablando? ¡Acá está corriendo sangre!

Yo quiero derribar, no romper. Quiero construir para un mundo mejor. Aprendo para enseñar a que las pibas tengan derechos, quiero que este país sea más justo y las hijas de mis hijas no tengan miedo de subir a un bondi. Porque no hay peor mierda que un Estado disparando contra el pueblo, no hay peor asesino que aquel que dispara contra su pueblo desarmado, eran pibas desesperadas gritando su dolor, a ellas se les apuntó a los ojos sin asco, sin vergüenza. Estamos expuestas todos los días. Todo el tiempo corre sangre y estamos contando lo mismo, parece no importar a nadie y una se cansa de gritar. No tienen idea de lo que es este dolor.