En el Kempes y ante más de 40 mil personas, el Pity salió a comerse el escenario a puro corazón y rock’n’roll del bueno. Con oficio y tripa, sepultó alguna duda y el escenario fue el mejor altar para exorcizar cualquier fantasma.
El ex Viejas Locas e Intoxicados, ofreció un show de casi tres horas con su debut como solista ante más de 40.000 personas, de convocatoria, mayoritariamente joven, reflejó de la vigencia de su obra. “Me tengo que hacer cargo de las cosas que hice”, dijo en tono de autocrítica. Y más adelante sentenció: “¿Quién me va a juzgar? ¿Dios? ¿A mí, que soy Dios? Solo el universo me puede juzgar”.
Mientras su situación judicial permanece abierta,Pity eligió el escenario como lugar para hablar, cantar y provocar. Con sus luces y sombras, su regreso fue un hito cultural que no pasará desapercibido por estas tierras.

