Villy es ilustradora y diseñadora gráfica. Se dedica al arte político y su trazo está impregnado de lo “urgente”. Desde niña dibuja y a lo largo de los años fue encontrando un estilo inconfundible. En diálogo con Sudestada, charlamos con ella sobre todo aquello que la motiva en su acto de creación artística.
Por Natalia Bericat
¿Cómo nació la Anita dibujante?
Arrancó como arrancamos todos a dibujar. Siempre me gustó esta cosa primitiva de dibujar. De niñxs dibujamos todos en cualquier lado, con cualquier material, no nos importa mancharnos y mucho menos hacerlo bien, solo es dibujar. Cuando arrancó la cuarentena di varias clases, nunca lo había hecho porque no me sentía capacitada para hacerlo, pero las di gratuitas para que las personas recuperen eso.
En mi caso nunca interrumpí el dibujo. Uno empieza dibujando lo que le interesa en ese momento, que no son quizás lo mismos que ahora. A mi siempre me gustaron los comics, es una influencia que aún tengo, también de los videojuegos. Básicamente es desde siempre.
Tuve la suerte de que no me mandaron a aprender dibujo de chica, lo aprendí cuando estudié diseño. Para mí está bueno aprenderlo cuando somos conscientes de que es una herramienta que sirve para lo que ya hacés y no una manera de hacer las cosas. Siento que si vas desde muy pequeño, podés interpretar que hay una sola forma de hacer y perdés el disfrute que puede haber fuera de lo técnicamente correcto.
Tuve mucho tiempo de exploración, de probar qué es lo que me gustaba, que me era más fácil y más cómoda. Me gusta que esa búsqueda sea sola.
Hay una presencia del Punk fuerte en lo que hacés…
Lo voy a ampliar más que al punk. Tengo hermanos que son más grandes que yo, y agarré su época en lo musical. En mi casa se escuchaba rock nacional, Sumo, Charly, Spinetta. Esa influencia la tuve siempre. Hay bandas que no me acuerdo de no conocerlas. Aunque no fuera punk, estaba esta rebeldía presente. También fue una temática para dibujar, de músicos hice un millón de dibujos.
El punk llegó cuando era adolescente y las primeras veces que escuche me partió la cabeza. Sentí que todo esto que pensaba, lo están diciendo a través de la música. Me gusta, por otro lado, toda la estética del punk y lo tomo en el dibujo. Me gusta tomar de cada cosa lo que me sirve y me suma.
¿Hay una decisión en los retratos que hacés?
Sí, la gente que hice fue porque tengo una admiración muy completa por las personas. Tengo un retrato de Tom Morello, el músico. Entonces, es una persona que admiro generalmente, más allá de lo musical. Admiro su activismo, como se compromete. Reúne todos los aspectos que me gustan en una persona. Ahí está la decisión, cosas que me impactaron de alguna manera.
Como Bayer, que es un antes y un después. Son escritores, como Galeano, que son tan accesibles y que los pueden entender cualquiera que sepa leer. Todas las personas que retrate tienen que ver con este camino.
Trabajar sobre lo urgente. Ilustrar con la rabia y el trazo de lo que pasa ahora ¿te pasa eso?
Sí. Yo separo todo lo que hago político de todo lo otro que hago, porque para mí es una experiencia distinta. Todos los dibujos que hice los hice de manera espontánea, capaz eran las dos de la mañana. Empecé haciendo arte político y primero fue empezar a darme cuenta que las cosas van más allá de la realidad de una. Yo tuve un montón de privilegios y cuando empecé a ver que no todxs los tenían, que no todxs viven igual y adquirís esa sensibilidad que no tienen nada que ver con vos y a la vez sí porque todas estas cuestiones sociopolíticas nos incumben a todxs, queramos verlas a o no. Entonces fue dibujar ese tipo de cosas. Después, lo mismo con la dictadura. Mi mamá el otro día me recordó que en la escuela de arte había que elegir para un final un tema importante para la historia del país. Yo me acuerdo que elegían temáticas super importantes como ecología, discriminación. Y yo hice una historieta sobre un desaparecido que había sobrevivido a la dictadura y le estaba contando a un nieto lo que había pasado. Me acuerdo de pensar qué lenguaje usar para decirle a un niño una historia tan pesada. Esto habrá sido hace 20 años.
Primero fue decidir que quería posicionarme en esto, y después fue una necesidad, de que pase algo y decir necesito expresarme sobre esto. También es una herramienta para las personas, que lo usa para decir lo que podría decir en palabras pero lo dice en imágenes. Me pasa eso. Pasa algo, me arde la sangre y si no lo saco no puedo pensar en otra cosa.
Lo que me pasa con la inmediatez es que yo soy muy detallista. Con los retratos me tomo todo mi tiempo, lo hago en los ratos libres, me tomo horas. Pero hay otras que me exceden y no podés dejar una semana, porque está pasando ahora. Todos los que hice me los pueden destruir porque son malísimos, porque no tenés tiempo de pensar en la anatomía. Es muy diferente a cualquier otra cosa que haga porque está cargado de todo eso.
Hay una cuestión con el detalle. Se me viene a la cabeza el de Darío Santillán.
Sí, ese sí me tomé más tiempo porque lo hice fuera de la época en la que sucedió, para un aniversario. Justo ese hecho puntual es uno de los que para mí me impactó y me hizo decidir a hacer arte político. Cuando sucedió tenía 14 años, pero me acuerdo de volver del colegio, estaban dando la transmisión desde Crónica. Me acuerdo patente de eso. Que llegué y estaba la imagen de Maxi en la estación. Después ver toda la cuestión de Darío. Me acuerdo que empezó a circular una foto de Darío con los brazos abiertos y la remera de Hermética, y parece una boludez pero yo lo vi y pensé “podría ser amigo mío tranquilamente”. No era mucho más grande que yo. Ahí empezás a hacer esas identificaciones, a pensar esto me representa de alguna manera. En ese momento no hice nada, pero me marcó tanto que tiempo después decidí hacer algo sobre esto.
¿Volviste a trabajar la historieta y las ilustraciones?
No, ni siquiera se dónde está. Me la recordaron el otro día. Para mi lo primero fue Luciano Arruga, mucho más cercano. Pero había hecho un par de cosas antes. Si me gustaría a veces, creo que el de Darío Santillán lo podría hacer mejor u otros que hice en la adrenalina de tener que hacerlo ya. Pero tal vez transmiten algo que por ahí con otro dibujo que tardo mil horas no sucede. Porque están cargados de eso.
¿El feminismo te cambió la forma?
Sí, el feminismo me agarró de bastante chica. Es algo que es mucho más complejo que lo que se pueda imaginar. Lo que hace el feminismo es que te para en seco, te desarma, te hace replantear todo lo que viviste hasta ahí y empezás a identificar cosas que no estuvieron bien. Es un proceso que no está bueno en ese aspecto, pero en todos los otros sentidos, sí. Identifiqué cosas que tenía naturalizadas, que hacía, que veía en los demás. Fue unos de los primeros temas que dibujé porque me sentía identificada con todo lo que leí al respecto. Me había pasado o se lo veía pasar a mi hermana, mi mamá, amigas.
Hay algo en el gesto de esas mujeres, en la imagen que usamos para el vivo ¿Cómo trabajás lo gestual?
Busco muchas referencias. Cuando me tomo el tiempo, el proceso empieza mucho antes de agarrar el lápiz. Empiezo a ver imágenes, cuál es la actitud de esas mujeres en las marchas. De ahí tomo todo eso. Con esa imagen muchas personas me dijeron que no les gustaba que están tan enojadas. Pero yo estaba enojada, no podía transmitir otra cosa. Son temas en los que no se pueden tener una posición tibia. ¡Sí están enojadas! ¿Cómo que no?
Hay un movimiento de la imagen y vos además lo acompañás con la palabra ¿Cómo lo pensás?
Tiene que ver con varias cosas. Una porque soy diseñadora, me gusta usar todos los elementos. Y otra es que me gusta ser concreta en lo que quiero decir, quiero que se entienda bien y no otra cosa. La dificultad del arte político es que cualquier elemento que está en la ilustración dice algo. Y si usás color ni hablar. Creo que el texto termina de aclarar lo que quiero decir con la imagen.
Como la ilustración de Chile, que dice “venceremos”. Esta cosa clara, poder sintetizar lo que esa imagen viene a decir…
El texto viene después para mí. Termina de cerrar para que se comprenda bien. Sobre todo, ya que hablábamos del feminismo. Generalmente las redes sociales tienen esto de que ves las imágenes un segundo y generalmente no parás cinco minutos a verlas. Es rápido, la subís en una historia que dura 10 segundos y para mí tiene que ser muy clara. La vez en cinco segundos y ya entendiste. Después podés detenerte, ver si la ilustración está bien hecha o no, pero creo que el texto logra eso, que la entiendas enseguida.
Algo que venimos hablando con varios ilustradores es que los tiempos de las redes y los tiempos de producción no tienen nada que ver. Una ilustración capaz la estoy haciendo hace un montón en mi tiempo libre y parece que no estuviste haciendo nada si no subís una ilustración por día.
Primero decidí hacer arte político, después fue una necesidad y ahora se está volviendo también un reclamo que es como “Villy pasó tal cosa y no dibujaste nada”. Y no sé, en algún momento lo voy a hacer. No es fácil producir tanto y parte tener otro trabajo.
Con el skate tus ilustraciones circulan fuera de la virtualidad, los pibes andan con tus dibujos en las tablas. ¿Haces muestras?
Me gusta más hacer muestras cuando es colectivo. No me gusta la muestra yo sola, no sé por qué. Hace unos años armamos una muestra colectiva con varios ilustradores de Latinoamérica. Fue el año en que hubo elecciones en México y el ejército zapatista puso una candidata a la presidencia que era médica re grosa. Le hicimos la campaña gráfica a ella y nos repartimos los 7 principios del zapatismo entre 7 ilustradores y hay uno de cada país. Hicimos unos carteles enormes que se usaron para la campaña y después hicimos un montón de muestras por todos lados. Eso a mí me encanta, que vos vas y ves una ilustración mía y de seis personas más, con una correlación. Me gusta más eso, yo sola me gusta más ir a pintar a lugares. Ahora me llevo una tabla de skate lisa y me pongo a pintarla ahí. Me gusta más eso que ver algo colgado, quieto. Prefiero que vengan y vean lo que estoy haciendo, que nos pongamos a hablar, antes de que veas una muestra mía y que yo no esté.
¿Cómo llegaste a Suicidal Tendencies?
La verdad es que fue extremadamente fácil. Me escribió en un momento el bajista, que ahora somos amigos, que es el que se ocupaba del merchandising. Me contó que estaban haciendo una serie de diseños, cada mes un artista distinto. Entonces elegían de distintos países. Me dijo que le había mostrado mis cosas al cantante y yo ahí ya estaba sacada con que lo haya visto. Me dijo que les interesaría que haga un diseño, que lo piense tranquila. Me acordaba de mí misma a los 12 años pintando a mano una remera de la banda, porque no conseguía. Y en ese momento no existían las redes y era inimaginable tener contacto con esta gente. Era imposible. Después les dije que sí, me dieron una semana y dejé todo para concentrarme en eso. También tenía que hacer un video en donde explicaba todo el concepto.
Esta gente lo que tiene de groso es que siempre se mantuvieron en una actitud de under, entonces siguieron trabajando con ilustradores desconocidos, nunca contrataron una estrella. Saben bien lo que es darle una oportunidad a alguien que sino no la tendría.
¿Cómo te imaginás de acá a unos años? ¿Cuál es tu proyección como artista?
Mi proyección más que un objetivo es seguir recolectando experiencias, hacer cosas diferentes. Poder seguir aprendiendo de otras cosas, como lo de México que me dio mas que trabajar con una marca de ropa conocida.
Estuve viendo la recuperación que estás haciendo de imágenes de mujeres argentinas…
Sí, uno de los proyectos que tengo es recuperar mujeres de la historia que no se les ha dado la importancia y protagonismo que tuvieron. Está bueno rescatarlo y que tenga más visibilidad. Sabemos lo que hicieron los próceres, pero también hubo muchas mujeres haciendo cosas importantes.
Darle voz a esas mujeres que fueron silenciadas. En ningún manual aparecían más que en ese rol de madres, cuidadoras, la dama antigua…
Pensás en nombres y eran la mujer de, la madre de y no sabías más de ellas. Ni siquiera te contaba a que se dedicaban, qué hacían. De los hombres sabemos todo, la biografía completa. De la que más sabemos es Juana Azurduy, recién ahora. Pero hay un montón de historias super interesantes y que hicieron cosas hasta peligrosas, se comprometieron mucho. Lamentablemente sigue siendo así, por suerte lo vamos cambiando.
Villy, ¿te gusta leer?
No tengo tanto tiempo como quisiera para leer pero trato. Es un beneficio en múltiples sentidos, más allá del entretenimiento. En todo lo que tiene que ver con el conocimiento, nos empodera. Me gusta mucho la filosofía, poesía y política obviamente. No le dedico tanto como quisiera, pero cuando uno deja de leer un tiempo lo notás en cómo te expresás, el lenguaje que tenés y te das cuenta de la importancia que tiene.
Me gusta hacer las cosas con conocimiento de lo que estoy haciendo, sino no lo hago. No leo solo dos palabras del tema.
Hay algo que quería mencionar antes de que terminemos, ya que hablamos de cómo empecé en el arte político, a mí me sucedió algo que fue muy importante, que está relacionado con Sudestada, que hace muchos años fui tocada con la varita mágica de Hugo Montero, que fue una persona que extraño un montón, de una generosidad tal que por ejemplo vos estabas tomando mate dibujando en tu casa y te llega de la nada un mensaje suyo que te dice “Mirá me gustó esta ilustración que hiciste, la voy a publicar ahora en mis redes, esta otra en la edición impresa y te voy a editar un libro”. Así. A mí me cambió mucho su ayuda en todo esto de tener más alcance, porque es importante. No pasa por ser conocido sino que la gente sepa que va a encontrar en vos una herramienta para expresarse, y él me dio la plataforma para poder hacerlo. No quería dejar de mencionarlo. Es un grupo de gente que no concibe construir lo que construyeron, sino lo comparten con otras personas, y es lo que hicieron con nosotros. No me conocían y me dieron todo. Eso es para destacar porque no sucede siempre.