“Tomamos la facultad”: Una medida de fuerza frente al veto y al desfinanciamiento universitario

Por Editorial Sudestada

Estudiantes de las facultades de Filosofía y Letras y de Psicología de la UBA, votaron anoche en asambleas la toma de las sedes universitarias por 48 horas. La medida de fuerza es contra el veto a la Ley de Financiamiento Universitario, y de cara al debate y votación en el Congreso, que comienza mañana.

Vuelven las tomas. Porque las Universidades serán de los trabajadores, o no serán nada. Porque luego de la enorme movilización y de una negociación en el Congreso que pareciera no será igual que con las jubilaciones -ni con otro “asadito”- el Ministerio de Capital Humano ofreció un incremento salarial del 6.8% que los sindicatos universitarios rechazaron, y el gobierno con Pettovello escondida pero detrás de la puerta, anunció que dicho aumento lo dará por decreto. Una migaja para tapar una marea. Porque la educación pública no se negocia, y el pueblo lo dejó más que claro. Y cuando el veto se concretó y los radicales transas y funcionales esperan a ver qué más hay para ver qué votar, cuando el PRO defiende el desfinanciamiento bajo las órdenes de Mauricio que jamás entra a una Universidad pública ni para tomar agua, cuando la oposición duerme la siesta y solo “sueña” llegar a los dos tercios para que Milei sienta el golpe, los estudiantes toman la facultad. Y de a poco las tomas se van multiplicando.

Porque la lucha es ahora. Porque la respuesta al gobierno es ya. Porque los pibes lo saben y así salen a las calles. Así realizan otra medida de fuerza, con debates adentros, con clases públicas, con asambleas que enseñan mucho más que cualquier cátedra, con el abrazo entre compañerxs, con la conciencia bien despierta, y con la lucha para que la educación pública, y las Universidades nacionales, no se negocien. Porque el financiamiento no le cambia ni un solo número al gobierno ni al “déficit”. Porque esto es político, es ideológico, es clasista, es el desprecio de un sector al que todavía se le revuelven las tripas cuando ve a un hijo de obrero recibirse al lado de “los suyos”. Por eso es ahora. Y por eso los estudiantes, otra vez, toman la posta.