Se presentará en Trelew “El ultraje de los dioses”, libro póstumo de Vicente Zito Lema

El día 7 de octubre, a las 19hs, en el Centro Cultural por la Memoria, Viejo Aeropuerto de Trelew, Espacio para la promoción y defensa de los DDHH, se presentará el libro póstumo de Vicente Zito Lema El ultraje de los dioses: el crimen de la pobreza y la belleza espantada. A cargo de Regine Bergmeijer, Mariana Espinosa y Natalia Bericat, se realizará una charla y lectura del libro publicado recientemente por Editorial Sudestada. Trelew fue, y es sin dudas, un lugar importante en la vida del autor, un territorio de lucha y resistencia.

Por Editorial Sudestada

A 40 años de democracia, y en el contexto político en el que nos encontramos, resulta fundamental reflexionar sobre quien fue un defensor incansable de los DDHH. Cada libro, cada palabra y cada verso de Zito Lema, se resignifican en este presente donde la literatura se vuelve una herramienta fundamental para mantener viva la Memoria.

Una gota de belleza late antes los ojos del poeta
Un movimiento que se abre. Una sinfonía que relampaguea esos restos que los ojos de los poetas desprenden de sus pupilas. Leemos El ultraje de los dioses: el crimen de la pobreza y la belleza espantada de Vicente Zito Lema con el murmullo de las palabras taladrando el alma de los mortales. Entran de a una las plegarias y los rezos. Se hacen música para dar cuenta del caos que el capitalismo nos sirve todos los días en la mesa: ese bocado amargo que se vuelve invisible, pero que la pluma urgente de estas páginas
lo revela como fragmentos de un cielo estallado. Susurro que viene de tiempos lejanos y que se unen a este texto que es poesía, que es ensayo, pieza musical, manifiesto político y, sobre
todo, belleza en estado puro. Un ritmo constante, un martillazo que se repite una y otra vez, nos lleva por los escenarios de la muerte en la tierra y en los infiernos. ¿Acaso son aquellos que estamos obligados a atravesar antes de llegar al paraíso prometido?
Este libro es una partitura donde lo sutil se vuelve vertiginoso y caótico. Una exaltación a la belleza que es motor y arma para combatir a los verdugos. Se podría hacer la revolución buscando la belleza, dijo alguna vez Vicente. La sonoridad de los versos se mete en la piel para despertar del letargo: un círculo eterno donde en la repetición y en la pregunta centellean las definiciones de lo que tenemos enfrente y no podemos ver.
El autor despliega un telón de escenas miserables donde los reproductores de la pobreza saquean lo que queda del mundo. Nos lleva de la mano, como un flâneur, por el fango y por las sombras que dejan los espejos en la calle. Una exclamación grita vocifera la garganta de los oprimidos, de esos a los que les siguen comiendo el hígado a diario. Es la voz de la poesía que resiste los discursos de la muerte. Es la letanía hecha carne para cerrar la herida del dolor original. Hay un cuerpo que narra, un alma que bombea como un corazón enardecido. Vicente Zito Lema nos deja, en cada página, una sentencia. Lo justo y necesario, que la religión nos ha obligado a repetir hincados en el frío, ahora es rebelión ante las injusticias. Decirlo otra vez es justo: la poesía puede más que la muerte, recita. Escuchamos este libro viendo la eternidad al final del camino: ese lugar donde la belleza palpita y late ante los ojos de la poesía. (Prólogo de Natalia Bericat)

POESÍAS A VICENTE ZITO LEMA
HOMBRE FARO (Matías de Rioja)
Con su andar cansino,
con su segura lentitud,
con su espalda llena de historias,
Vicente va resistiendo lo irreversible del tiempo,
trayendo en cada paso una ausencia.
Vicente camina y se detiene,
alguien se acerca a pedirle un gesto,
una foto, una sonrisa, un apretón de manos.
Y entonces Vicente comienza a hablar,
saca su ametralladora de palabras,
escupiendo mariposas por la boca,
sacudiéndonos de tanta anestesia cotidiana,
convirtiendo el dolor en esperanza.
Y del otro lado las pupilas se dilatan,
los oídos se amplifican
y eso que Vicente narra es una voz polifónica,
como si en esa voz estuvieran las voces que ya no están pero persisten,
la voz de Rodolfo, la de Roby, la de Mugica, la de Julio,
y todas las voces silenciadas por los alguaciles del mal.
Y las palabras nos retuercen las vísceras,
nos golpean el rostro, nos abrazan el pecho,
volviéndonos acaso dignos por un instante.
Y tal vez el viejo no sepa que él es un Faro,
que él se ha vuelto luz para todos aquellos
que a veces nos perdemos en la miseria del mundo,
sentimos la batalla perdida,
el horizonte demasiado lejos,
y que la utopía ha cesado.
Sí, Vicente es un faro, un faro gigante y generoso,
un sabio con las patas en el barro,
que renuncia a los elogios, que reniega del poder,
aferrándose a una ética de la resistencia ya casi extinta,
irrumpiendo con ternura antes quienes inflan el pecho festejando la muerte,
enseñándonos que el amor es ante todo un acto,
y marcándonos con fuego el alma con la sensación de que se puede,
que habrá que resistir ante este mar de indiferencia,
pero que para eso están los tipos como Vicente,
para eso están los hombres faro,
para llenar de luz el horizonte,
para esquivar la noche que acecha,
para multiplicar las vidas negadas y vencer a la muerte,
porque se puede, como dice el hombre faro, claro que se puede.

Poesía para Vicente (Martín Tesouro)
Cuando una estrella y una huella se asemejan,
y es la posta encontrarnos en camino,
paso a paso por las piedras del amor,
en precipicios y tormentas,
cuando se exige al sentimiento que no mienta,
y robe o haga lo que lata en su verdad,
cuando es auténtico el tambor que nos orienta en la batalla…
damos gracias,
maravilla abismal de la magia de la vida,
por unir las ramas parias.
Acá estamos y andaremos,
Rocinantes un poco en tu ausencia,
que se hace presencia en ése perro, negro,
que le ladra a las sombras sepultadas,
en las paredes promiscuas y verdugas,
en cada loco que naufraga,
en los jardines del hospicio con sus ventanas dentadas,
en los ojos de las flores que revientan el barro a gritos,
en las trincheras cavadas en el medio del pecho,
donde acunamos entre tangos la memoria,
en el llanto del que crece entre los brazos decididos a vivir en libertad…
Vicente, tu nombre de mar, de lucha y de poesía,
nos llega en un zorzal que en los libros se suicida,
en un aullido inclemente como la luz de la mañana,
desdeñando panaceas, mariposa de vino,
como un aguayo,
una bandera de compromiso con la justicia y la belleza.

RETUMBAN TUS VERSOS (Natalia Bericat)
Retumban tus preguntas
como taladros urgentes;
vuelve tu voz y un eco
con mensajes de cristal.
Retumban tus versos
junto a la orilla del río:
trozos de viento
astillas huérfanas
y una música que ruge
en el cuerpo de los mortales;
son rayos de luna
en la boca del lobo;
son estrellas en polvo
en el corazón de la noche
“¿Qué hacías con el amor
mientras el otro sufría?”,
recita el poeta;
una gota de barro
se pega en los ojos
del que mira y no ve.
-lentes en el alma
aguacero de pena
en la tierra prometida-.
Retumban tus pasos
en el firmamento de los dioses
llegaste a la cima
de la resurrección,
estás cantando
con los ángeles rebeldes;
estás escribiendo
sobre la herida del mundo.
La eternidad es un espejo
de hojas verdes
donde los árboles nacen
cada mañana;
la poesía se burla de la muerte
y te devuelve al instante
en el que la belleza
es ese pájaro que vuela
hasta las pupilas
de la eternidad.