Por Editorial Sudestada
Desde que el ex Pink Floyd llegó a la Argentina, sintió el peso de no callarse y levantar las banderas de los pueblos, y enseguida nomás le negaron el hospedaje en varios hoteles de Buenos Aires a raíz de su compromiso con la realidad que sufre Palestina. Antes del primer show, la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas envió un pedido a la Justicia por “considerarlo antisemita”, y enviaron a un fiscal para que supervise que Waters no hablara sobre la situación en Gaza. Censura y violación a la libertad de expresión. Pero cuando la justicia se hizo presente en el estadio de River Plate, se encontró con un mensaje claro: “Stop genocide” en las pantallas rojas del escenario.
“¡Detengan el genocidio ahora! Lo más fácil es señalarme como antisemita porque no tienen un argumento sólido desde el lado israelí en esta cuestión. Están cometiendo un asesinato, un genocidio, están oprimiendo a otro pueblo”, expresó Roger en una entrevista para Página/12.
Más de 12 mil palestinos asesinados, entre ellos alrededor de 5 mil niños y niñas, desde el 7 de octubre. Un plan de exterminio que lleva décadas, y profundizado en el último mes. Con la complicidad del mundo, de los medios de Poder, y de quienes manejan las piolas de un planeta que mientras se lleva adelante un genocidio, mira para otro lado.
El intento de censura de anoche, es otro ejemplo claro del poderío israelí para que -salvo sus fuentes e informaciones- nadie hable sobre lo que sucede en la Franja de Gaza.
A su vez, en un Monumental repleto miles y miles de personas se pronunciaron contra Milei. En tiempos donde pretenden imponernos el miedo con la idea de callarnos, el pueblo resiste y Roger Waters sigue siendo un portavoz mundial de lo que el terrorismo israelí ejecuta y silencia.