Un folleto para reducir los riesgos y el daño que puede causar el consumo de drogas generó alarmas e indignaciones, sobre todo por parte de la derecha de nuestro país. Fue entregado el fin de semana pasado por el municipio de Morón en conjunto con la Asociación de Reducción de Daños durante un festival para jóvenes. Desde la oposición, dijeron que estas campaña “atentan contra la familia”, que promueve el consumo de drogas y que “eran cómplices del narcotráfico”. Estas opiniones parten desde la postura negacionista, punitivista y prohibicionista que se sostiene hace años en nuestro país. Podemos repensar las formas de comunicación, pero no debemos negar la existencia de medidas y estrategias para la reducción de daños en personas que consumen drogas.
Por Florencia Da Silva
“El consumo está en todos los ámbitos sociales. En los chicos aparece siempre en la época escolar, antes de que terminen el secundario. Lo vemos en ámbitos públicos, en la escuela, en clubes. Nos atraviesa como sociedad y se pueden hacer distintas estrategias de prevención. Se puede pensar estrategias para evitar el inicio de consumo, después para los que ya experimentaron el consumo y así retrasar lo más posible -porque los adolescentes continúan en desarrollo-, y después en pacientes que tienen una dependencia sí podemos hablar de mayores políticas”, sostuvo Silvia Cabrerizo, médica pediatra de la Unidad de Toxicología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.
Por otro lado, las criticas hacia la reducción de daños que pueden generar las drogas se fundamentaron con premisas llenas de ignorancia. Sobre este tema, Dalila Tealdi, integrante de Reset, Asociación Civil que trabaja en políticas de drogas habló en exclusiva con Revista Sudestada: “Lo sucedido en Morón es una política más de todas las que se pueden llevar adelante y muy pocas veces el estado gubernamental se hace cargo. No hay apología cuando se trata de educación del uso, como no hay incitación a conducir y beber alcohol cuando vemos mensajes relacionados a ello, ni hay apología del sexo o del aborto cuando hablamos de Educación Sexual Integral. Es aceptar una realidad y abordarla de todos los frentes posibles para garantizar los derechos de todas las personas. La gente consume igual, brindemos toda la información al alcance basada en evidencia científica para que lo haga correctamente”. Además agregó: “Quienes salieron a criticar estas medidas, son lxs mismos que atrasaron todos los avances en las políticas de drogas de nuestro país y son esos retrocesos los que siguen permitiendo el avance y crecimiento del narcotráfico en nuestro país. No las políticas de reducción de riesgos y daños que buscan hacer frente a los vacíos estatales en esta temática”.
Por su parte, Juan Manuel Miguens, psicólogo clínico especializado en adicciones y jubilado de Sedronar, sostuvo: “Se ha visto que funciona la reducción de daños para reducir los problemas más importantes del consumo problemático, cuando el riesgo se transforma en daño: las muertes por sobredosis, las enfermedades infecciosas, los accidentes viales, la violencia”.
En la última década, la prevalencia del consumo de cocaína aumentó 129%, según la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Argentina.
No podemos ser hipócritas, mucho menos mirar para un costado. No podemos negar ninguna política que busca prevenir, sino demandar que haya más porque no son suficientes. Los gobiernos hacen agua en su falsa lucha contra el narcotráfico. Son urgentes las políticas públicas. Es necesario que se modifique la ley de Drogas, sancionada en 1989, que fue declarada inconstitucional, que plantea un paradigma prohibicionista que persigue a consumidores y que solo favorece a la policía, la política y el narcotráfico. Mientras tanto, no se pueden sancionar las propuestas que intentan poner un parche al vacío del Estado. “En Argentina, se llevan adelante distintas medidas de reducción de riesgos y daños, principalmente por organizaciones no gubernamentales. Las medidas más conocidas, accesibles y posibles de llevar adelante hoy en día son aquellas vinculadas a la información y a la educación de las personas usuarias, pero también algunas ofrecen el testeo de sustancias o algunxs profesionales de la salud enseñan a las personas dependientes a nivelar su consumo para que éste no ponga en riesgo su vida. Desde el año 2014 tenemos cajoneado el Plan de Abordaje de Consumos Problemáticos en el que se contemplan este tipo de medidas que a ocho años de su aprobación continúa sin ser reglamentado”, expresó la integrante de Reset, Asociación Civil que trabaja en políticas de drogas.
Además, manifestó: “Las medidas de reducción de riesgos y daños aparecen cuando todo lo previo fracasó: la prevención -evitar que la gente consuma problemáticamente-, y la asistencia -distintas oferta de tratamientos para cambiar el consumo cuando ya se volvió problemático-. Se trata de políticas que parten de una premisa, las personas consumen, históricamente, algunas más temprano que otras; algunas sustancias más peligrosas que otras; y algunas sustancias más aceptadas que otras, en términos legales y sociales. Esta idea de educar sobre el correcto uso drogas, enmarcada en un régimen prohibicionista y abstencionista que lo único que nos dice es qué drogas sí y qué drogas no, sin dudas genera polémica y revuelo; porque una de las patas más fuertes para la institucionalización de estos paradigmas es la opinión pública, construida desde hace décadas desde una mirada moralista, basada en prejuicios, estereotipos y discriminación”.
El consumo problemático sigue creciendo, y sin información no se garantizan derechos ni oportunidades. Negar la realidad es parte de nuestra historia, pero no queremos seguir el ejemplo de los cómplices.