El Ministerio de Educación de la la Ciudad de Buenos Aires se posicionó en contra de que se utilice el lenguaje inclusivo en las aulas y generó repudió en gran parte de la sociedad, sobre todo por aquellas personas que defendemos la libertad, la diversidad y los derechos humanos. “Los docentes tienen que respetar las reglas del idioma español cuando están al frente del aula y en sus comunicaciones”, dijo Larreta.
“Así como alguna vez nos han prohibido ser, hoy pretenden prohibirnos expresarnos de la manera que consideramos acordes a nuestra existencia. Prohibir lo podrán prohibir, hay que ver si se va a obedecer esta prohibición y no llevará a un litigio estratégico en donde pensemos que un estado no puede quitarle la dignidad a quienes deseen hablar de acuerdo a su forma de representar su identidad en la relación social diaria en este caso educativa”, sostuvo Lara María Bertolini en su página web Travazona.
A lo largo de la historia quisieron prohibir lo que se salía de la norma. La derecha y la iglesia siempre estuvieron al pie del cañón a la hora de ser excluyentes y antiderechos. Y no estamos exagerando: reaccionamos al mensaje que nos quieren mandar. Violan la libertad de expresión, la Ley de Identidad de Género que establece el derecho de toda persona al reconocimiento de su identidad y a ser tratada conforme su autopercepción.

No se trata de estar de acuerdo o no, de usarlo o no, sino de aceptar las diferencias. El lenguaje es político, muta con los años, y refleja los cambios que atraviesan las sociedades.
Las modificaciones aparecen acá y en distintas partes del mundo. En nombre del respeto del “idioma español”, ese que se impuso a la fuerza en el país, violan los derechos de miles de personas.
Nosotres no nos quedaremos callades, aunque le moleste a les dinosauries. Una E significa mucho más que una letra y su intento de eliminarla significa un tanteo de nuestras reacciones. Por eso nos oponemos. Saltamos por elles. No podrán prohibirles, no con tantes docentes y xadres cuidando sus espaldas. No con un movimiento tan fuerte como el de la comunidad travesti-trans.
Lo que molesta es pensar en un otre, entender que se cuestiona todo y los privilegios también, no el lenguaje.