Se acerca otro 8M y la lucha feminista cuanto más se expande, más en cuesta arriba se siente. Tres periodistas, activas militantes, ayudan a pensar sobre algunos frentes difíciles de desarticular en los medios y sobre los que se debe seguir insistiendo: inequidad, desigualdad y perspectiva de género. Ellas son Silvia Martínez Cassina, Mariana Carbajal y Paula Giménez.
No obstante algunos avances y puntuales conquistas, basta con observar las grillas de programación de las radios más escuchadas tanto AM como FM o de analizar las presentaciones de noticias de una semana entera de noticieros al azar para identificar, a simple vista, que casi la totalidad de roles que se cubren en la transmisión de una noticia está cubierto por varones (conductores, noteros, columnistas, enviados especiales, corresponsales, camarógrafos, fuentes de opinión –economistas, doctores, científicos- , etc.). La ausencia de género femenino es aún alarmante y la diversidad sigue sin representación, en un estado de invisibilidad simbólica, social y cultural.
MACHISMO ENMARAÑADO
Si bien la equidad de género en cualquier ámbito laboral debiera estar implementado -tal como dice Paula Giménez, columnista del canal de noticias IP, “la paridad es algo justo”-, que exista semejante brecha en la participación de varones y mujeres en medios de comunicación es aún más preocupante al continuar construyendo masivamente lo que se busca eliminar: la desigualdad de género. La desigualdad se puede evidenciar en diferentes capas y diversos asuntos como por ejemplo imágenes estereotipadas (no sólo en el contenido de las noticias sino en las propias periodistas que en televisión deben ser blancas, flacas y jóvenes, deben producirse y usar tacos, etc.), roles que se suponen sólo pueden cumplir los varones (puestos de poder, opinar de política, economía, ciencia, fútbol, etc.), desigualdad económica de mismas funciones, roles designados –por varones- a las mujeres (opinar de la canasta familiar, jubiladxs, moda, etc.) y también en cómo se comunica una noticia.
Aquí mismo, en este punto, queda enredada otra necesidad: la perspectiva de género.
“La equidad tiene que ver más con la justicia social y la perspectiva de género implica una bajada ideológica que garantiza derechos y herramientas”, completa Paula Giménez. A la vez, Mariana Carbajal, periodista en el diario Página 12, afirma que “más mujeres y otras identidades no garantizan que se incorpore perspectiva de género. El machismo nos atraviesa transversalmente. Es fundamental periodistas con esta perspectiva para dar cuenta de la desigualdad histórica, para analizar el fenómeno de la violencia machista con enfoque de derechos, y no como hacen la mayoría de colegas que siguen la agenda policial y ponen el eje en la espectacularización”.
Por su parte, la colega Silvia Martínez Cassina, conductora de Noticiero Trece por Canal 13, asegura que “desde el momento en que somos menos mujeres que estamos en la cobertura, la inequidad es directamente proporcional a cómo se transmite la noticia –y agrega- pero eso tampoco implica que haya una perspectiva de género o un tratamiento igualitario”. La conductora que hace 27 años trabaja para el Grupo Clarín ejemplifica al decir que hace unas semanas dio “una noticia de una legisladora brasileña –Isa Penna- que está parada, hablando frente a la mesa de su junta directiva y en plena sesión viene un diputado por atrás –Fernando Cury- y la apoya y la toca. Mientras lo voy contando al aire, quienes están detrás de cámara, que son todos varones, reaccionaban con onomatopeyas bien machistas y hasta alguna mujer también comentó fuera de aire “bueno, pero es un compañero”.
ARMADO DE ROMPECABEZAS
Entonces, ¿una equidad de género resolvería las desigualdades de género? La
respuesta pareciera ser que no. ¿El ejercicio de una perspectiva de género resolvería las desigualdades y la inequidad? La respuesta sería que al menos ayudaría un poco más al consciente colectivo sobre esas desigualdades y podría traer, como consecuencia, más equidad. Ahora, bien ¿Cómo se incorpora la perspectiva de género, cómo se puede dar ese nuevo aprendizaje para lxs comunicadorxs? A través de talleres, capacitaciones y material bibliográfico existente, vigente y en general ignorado por la mayoría de periodistas, porque a la vez las empresas de comunicación no ofrecen, ni brindan, ni facilitan (¿ni les interesa?) esta oportunidad de formación. “Capacitarse queda en una decisión personal”, dice Martínez Cassina. Al mismo tiempo, Carbajal, con más de 30 años ejerciendo la profesión, asegura que “los medios de comunicación tienen que contribuir desde su lugar a producir, a través de la construcción de la opinión pública, ese cambio cultural que es necesario en esta sociedad para sancionar, no sólo judicialmente, sino también socialmente la violencia machista. Por eso las capacitaciones deben ser permanentes en los medios”.
Algo más se suma a la maraña: las editoras de género, un rol que se desempeña hace escasos años en el país y solamente en algunos medios gráficos. Un rol que surge para intervenir con enfoque en derechos humanos, para garantizar una comunicación no sexista, con perspectiva de género, diversidad e inclusión. Un rol que a los medios audiovisuales y radiales por el momento tampoco pareciera interesarle. De todos modos, Giménez, quien también cubre con su mirada de género la web Filo News, sentencia que “aunque exista una editora de género no implica que ese medio esté libre de machismo. No lo soluciona. Es un cambio más profundo el que tiene que haber. Por ejemplo, con una Ley Micaela pero para medios”.
QUÉ LES PASA
¿Por qué tanta traba, tanta negación, tanto impedimento en quienes tienen el poder, es decir los varones, para tomar las decisiones que llevará, sin dudas, a una evolución comunicacional, social y cultural? “El patriarcado en los medios es la resistencia. El machirulaje de editores y jefes sigue muy extendido”, analiza Carbajal, quien fundó la red PAR (Periodistas de Argentina en Red por una Comunicación No Sexista). Pero la referente en temáticas de género indaga un poco más y trata de identificar cuál es el temor que produce esa resistencia: “El miedo es a perder privilegios. Históricamente los hombres gozaban de ir a universidades, votar, dirigir países, etc. y nosotras tuvimos que luchar para acceder a la igualdad de oportunidades. Nadie quiere perder privilegios”.
Pero existe una incipiente excepción en los medios. El caso del canal de noticias IP (Información Periodística) se presenta sentando un precedente que podría abrir camino. El canal tiene menos de un año de vida, su dueño es una vez más un varón, no cuenta con muchas mujeres en puestos de poder, pero sí tiene la valiosa particularidad de haberse iniciado bajo una estructura de paridad de género en sus bases. “Está bastante equilibrada la estructura en IP porque la idea es hacer un medio nuevo y lo nuevo en los medios, hoy, es no mirar para otro lado. Busca ser distinto a los canales que existen y respecto al género intenta hacer las cosas con responsabilidad. Y además, hoy, el género también vende”, observa Paula Giménez, quien se ocupa allí de columnas de género, un rol inédito en canales de noticias: “Le hablo más a los varones porque el machismo también los oprime. Trato de decirle a esos varones todo lo que se están perdiendo por ser machistas”.
AVANCES Y DEUDAS
Lo claramente positivo que se viene dando es el poder hablar de esta maraña patriarcal, debatir y evidenciar públicamente la problemática. Martínez Cassina, por ejemplo, publicó en su twitter el año pasado la vergüenza ajena que le daba la maniobra de Canal 13 al invisibilizarla como conductora, al no poner su imagen en la publicidad de la programación del canal mientras que sí estaba la de su compañero Sergio Lapegüe. Sumado a aquello, “en Arriba Argentinos, Agustina Muda conductora- tiene licencia de maternidad y no le pusieron reemplazo. Conduce solamente Bonelli y en la gráfica va él. En el noticiero que hago, Lapegüe se enfermó, en este caso sí pusieron un suplente y en la gacetilla institucional sí figura mi compañero suplente y yo no”, describe Martínez Cassina. A la vez, en referencia al compromiso humano que debiera tener el Grupo Clarín por su Pacto Global de Naciones Unidas, la conductora y también delegada gremial asevera: “Todo eso que firman es una vidriera. Es políticamente correcto decir que “vamos por la igualdad”, “no a la violencia en el ámbito laboral”, pero solamente en Canal 13 hay una misoginia absoluta”.
Para Carbajal “desde el activismo en red uno de los primeros objetivos que tuvimos fue eliminar la idea de “crimen pasional” de los medios e instalar el uso de la palabra “femicidio” para calificarlos. Eso sí hemos logrado en gran parte. Otro avance importante es que antes éramos pocas quienes poníamos el tema en la agenda mediática. Ahora estas problemáticas pasaron de los márgenes a la centralidad, ahora son tapa y son debate en los programas de televisión. Sí persiste cierto enfoque que enfatiza el morbo de los hechos y esto es grave”. Una profunda duda también se enmaraña. ¿El tiempo nos devolverá que se está pisando sobre verdaderas conquistas o se descubrirá que estos pequeños pasos son parte de una pantomima monstruosa? “Los movimientos feministas hicieron que los medios de comunicación tengan que revertir situaciones y aunque lo hagan por negocio, lo hacen; y eso es un logro nuestro –ratifica Giménez y agrega-, puede que todo sea una pantomima porque son varones los que siguen manejando el mundo pero las feministas nos aprovechamos de las pantomimas y empezamos a ocupar espacios. Ese cambio es real y eso es indiscutible”.