Perfume: una película que recupera la voz de M. Gabriela Epumer

“En mi casa había un montón de guitarras y un día una de ellas me atrapó”, dice la voz de María Gabriela Epumer, nuestra querida Señorita corazón, en el tráiler de la película que se está construyendo. Perfume es un material audiovisual a punto de lanzarse de manera independiente y autogestiva. Con un material en crudo, de 50 horas grabadas por la propia María Gabriela, un equipo de trabajo está terminando Perfume, un documento que registra una etapa de nuestro Rock Nacional con la Mapu, como cariñosamemte muchos la llamaron, como protagonista. Lucía Ruíz, Andrea Testa y Leo Rosales charlaron con nosotros sobre el proceso de esta producción.

Por Natalia Bericat

¿Qué significa para ustedes recuperar la voz de María Gabriela en este material audiovisual?
Antes que nada, este trabajo representa un gran compromiso con la figura de una artista como María Gabriela Epumer. También con su familia —sus hermanos Lito y Claudia— quienes  nos abrieron las puertas de sus recuerdos y compartieron con nosotros materiales atesorados durante más de veinte años, cargados de una profunda emoción.
Para nosotros, este proceso fue como desatar un moño: una acumulación de cajas llenas de fotografías, cintas de video, CDs, minidiscs y objetos personales como recortes de diarios y revistas. Todo está perfectamente conservado. Pero más allá del archivo físico, significó crear un lazo con esos recuerdos, encontrar en ellos la voz y la mirada de María Gabriela, e intentar comprender qué hay en ella que la convierte en una gran artista.

A su vez, es una voz que faltaba resaltar, que no tuvo hasta ahora el espacio y la resonancia de una música que fue muy adelantada en varias épocas (Viuda e Hijas, Las Chicas, su carrera solista) tanto en lo musical como en la manera de habitar el mundo del rock -un mundo muy masculinizado- en el que fue buscando y encontrando un camino propio.
Es, además, una artista muy consciente y muy comprometida con su trabajo. Y todo esto nos parece importante para traer al hoy. Nos permite revisar cómo está nuestra música y nuestra cultura en el presente. Qué valor le damos al trabajo detrás de cada obra o a la búsqueda de una identidad; qué posibilidades hay realmente para les artistas independientes o para la experimentación, o para la creación colectiva; cuáles son los prejuicios que subsisten sobre todo aquello que está por fuera de los estándares.       

Nos parece una voz muy única porque a través de su mirada (su registro) y de sus canciones nos da tela para pensar en muchas de estas cosas. 
Porque más allá de su talento, lo que se revela es su compromiso: consigo misma, con el tiempo que le tocó vivir, con su historia personal y familiar, y con una visión artística proyectada hacia el futuro. Siempre libre, sin ataduras. Una artista que apostó por el trabajo, la simpleza y la ternura como respuesta a un entorno que muchas veces no la contenía, y que habitaba —y creaba— espacios que antes no existían.
Este legado que buscamos mantener vivo no se reduce a su obra musical, sino que también habla de su forma de vivir el arte cada día: desde su preparación como música, su cosmovisión del mundo y de sí misma, su apuesta por la independencia artística, y su esfuerzo constante por hacer que su música llegue a nuevos públicos, sin traicionar su esencia ni ceder a las exigencias de un medio dominado por miradas masculinas.

¿Cómo fue encontrarse con esas 50 horas de grabación pensando en este presente tan digital en contraposición con lo emocional que nos trae lo analógico?
Nos encontramos con un material muy potente, con mucha frescura. Seguramente habrá percepciones diferentes según la generación que mire la película, pero hay algo de la duración de los planos que no están cortándose todo el tiempo, sino que mantienen la grabación andando largo rato y esto hace que cada “escena” vaya adquiriendo peso aún cuando sea una cámara inquieta o poco prolija.

 De algún modo, las redes impusieron una inmediatez que muchas veces quita contexto o profundidad y nos deja un rastro superficial. En el registro de María Gabriela (que a veces es ella misma grabando y a veces cede esa cámara para que la graben a ella) hay un pulso, el material respira.
Y luego, encontramos una artista muy consciente de dejar documentado lo que iba viviendo y haciendo. En parte, hay registro del universo del rock argentino en una época especial de nuestro país (del 95 al 2003 aproximadamente) incluyendo registros de sus colaboraciones con Charly García, giras con Sui Generis. 
Y en parte, está la documentación de su trabajo, paso a paso, de gran parte de su carrera: shows en todo tipo de lugares, sesiones de grabación de sus discos, registros de audio de maquetas de sus temas, recortes de revistas y diarios, fotos, algunos viajes y detrás de escena de videoclips. Todo documentado con una dedicación casi artesanal. 

Encontramos verdaderos tesoros,  fragmentos que nos permiten ver en acción, su proceso creativo, la importancia de sus letras, su forma de construir melodías, su sensibilidad al tocar. Porque María era una artista completa: componía, ejecutaba magistralmente la guitarra, producía, y cuidaba cada detalle, desde el arte de tapa hasta el concepto general de sus discos.  Los materiales son un portal hacia el universo creador de una artista.
En cuanto al soporte, los materiales audiovisuales están en cinta HI-8, por lo que fueron digitalizados. Presentan ese grano característico, esa baja definición típica de los formatos de video caseros de fines del siglo XX. En una era donde la hiper definición (donde incluso el HD ya parece poco) es la norma, el contraste resulta enorme. Pero creemos que lo más interesante es entender cómo esas texturas, ese toque “vintage”, construyen una estética del recuerdo, una suerte de lazo con lo onírico y con el futuro. Porque María era muy moderna. No hay nada estático en esos relatos: todo en ellos vibra, se mueve, avanza.

Foto: Mariela Chintalo

¿Qué les pasa como equipo en la edición y posproducción de “Perfume”  este documental que está por nacer?
Estamos entrando a una primera etapa de montaje, donde vamos a poder palpar mejor la potencia de los materiales e ir encontrando el lenguaje propio de la película. 
Si bien tenemos un guion escrito y tenemos pensados rodajes por realizar, el corazón de la película es el material de María Gabriela. 

Y nuestra propuesta narrativa es la construcción de una artista, no tanto un relato cronológico/biográfico. Buscamos ir armando en su riqueza este personaje que es muy  amplio, tiene muchas aristas y todas conviven y dialogan. Su talento, sus composiciones, la autogestión y lo mainstream, su linaje Ranquel, la libertad y los prejuicios con los que se enfrentó, y una cosa muy importante para nosotros: su legado, su trascendencia.
Otra de las aristas en la cual pretendemos poner énfasis y que hasta ahora aparece subyacente – quizás opacada por su brillo y ternura- es su figura como líder. Tanto en sus proyectos, formando y dirigiendo los grupos, llevando adelante su mirada y enfoque para ir en su propia dirección, como así también para imponerse en variedad de situaciones donde su templanza y aplomo le permitieron ser fiel a sí misma y no aceptar imposiciones externas en su propio desarrollo como artista. 

Lo más interesante es poder jugar con la dimensión del tiempo presente que nos ofrecen las cámaras: cuando recorren espacios donde ella está habitando, donde ella “sucede”. Esos momentos son especialmente valiosos. Pero también lo es cuando la cámara asume una mirada más objetiva o documental: ambas formas de registro nos permiten acercarnos a distintas aristas de María.

¿Qué intentan transmitir estas imágenes y este relato en primera persona de María Gabriela Epumer? 
Cuando una persona ya no está es muy fuerte poder traer de nuevo su voz, su imagen, sus gestos. Los materiales hablan por sí solos muchas veces y eso genera una intimidad y un vínculo muy directo con quien lo recibe. Es la gran potencia que tiene el cine documental. 
Y al mismo tiempo, va en línea con nuestro planteo inicial sobre el poco espacio que tuvo su voz mientras estuvo viva y luego, en los diferentes relatos sobre la historia del rock o de la música argentina. 

El principal objetivo que nos proponemos con estas imágenes es crear un presente narrativo: una fuerza viva que represente a María Gabriela Epumer, que nos permita ver y sentir su trabajo, su vínculo con el arte, su manera de habitar el mundo del rock desde un lugar propio, único y profundamente personal.

También creemos necesario visibilizar ciertos prejuicios que rodearon —y aún rodean— su figura, incluso en torno a su muerte. 
Queremos contar la amplitud y diversidad de los proyectos en los que participó, no desde una biografía tradicional, sino desde la potencia de su curiosidad, su sensibilidad y su forma particular de hacer las cosas.
Valoramos profundamente el hecho de que ella misma haya decidido documentarse, registrar lo que le ocurría. Fue una decisión visionaria, sobre todo si la comparamos con los tiempos actuales, donde todo se filma, se sube, se comparte al instante. María lo hizo mucho antes, con otra intención, con otra mirada. Esa decisión le da un plus enorme a todo ese archivo: no era casualidad, era una forma de contarse.
Era una creadora total, con una mirada profunda y una identidad musical única.

¿Cómo se financia este documental? ¿Cómo sigue su recorrido?
La realización de la película se nos presenta en un contexto muy dificultoso para la industria cinematográfica de nuestro país. La actual gestión del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) suspendió el fomento directo a las películas y sólo dejó activos una serie de concursos que no están cumpliendo sus calendarios de resolución, haciendo imposible llevar adelante un proyecto audiovisual con fomento público. En nuestro país contamos con una Ley de Cine que establece el fomento a la cinematografía nacional, en toda su diversidad cultural, y constituye un fondo propio, autónomo, para estos fines. No le está pasando a nuestra película solamente sino a las 200 películas que se realizaban en nuestro país anualmente. Hoy no hay fomento directo a las películas argentinas, ni a las pequeñas ni a las grandes, ni a las de ficción, ni a los documentales.

Mientras seguimos trabajando arduamente en mesas de coordinación con asociaciones de cine, representantes de todos los sectores, para poder revertir este contexto tan complejo, buscamos las maneras posibles para poder seguir filmando y produciendo en nuestro país. Por eso, es que con PERFUME, iniciamos una campaña de financiamiento colectivo para sumar apoyos y voluntades a que la película sea posible. Es la estrategia que nos está permitiendo seguir avanzando en las etapas de producción, recibiendo muchos apoyos y deseos de que la película exista, pero no es una herramienta que cubra los verdaderos costos de producción de una película. Es importante mencionar esto porque el cine necesita de políticas públicas fuertes que lo fomenten, porque no solamente es una actividad que genera valor y trabajo genuino para cientos de miles de familias, sino que también nos permite tener una cinematografía nacional pujante y competitiva a nivel internacional.

PERFUME, sigue su camino hasta convertirse en película, porque es también nuestra manera de resistir colectivamente. El arte, la cultura toda, nos enseña eso.

¿Cómo realizar los aportes monetarios?

Si estás en Argentina se pueden realizar a través de la plataforma cafecito.app: https://cafecito.app/perfumelapelicula

Si estás en otra parte del mundo las contribuciones se reciben a través de Paypal en la cuenta: http://paypal.me/pensarconlasmanos

Los aportes tienen su agradecimiento en forma de recompensas como aparición en los créditos de la futura película, stickers, púas o una bolsa artesanal, todos objetos con un diseño a cargo de Mariela Chintalo. 
La película ya cuenta con el guion desarrollado y el 90% de la digitalización del archivo personal de María Gabriela Epumer. Los fondos recaudados serán destinados a iniciar la etapa de rodaje y montaje que se harán de forma paralela. El objetivo es terminar la película durante el 2025 y prevemos su estreno a principios de 2026.

Las imágenes son gentileza del archivo personal de María Gabriela.