“No es la historia de Luana, es la historia de las infancias travestis y trans”

Gabriela Mansilla es activista por infancias y adolescencias travestis trans y la mamá de Luana, la primera niña trans que obtuvo la rectificación de su DNI sin necesidad de un dictamen médico ni judicial .También es autora del libro “Yo nena, yo princesa”. Se estrena la película basada en el libro y representa un avance gigante para el activismo y la industria del cine. Por esto, Florencia Guimaraes la invitó a participar del ciclo de entrevistas Diálogos necesarios y conversaron sobre la lucha travesti trans y la película.

Estamos ansiosas y emocionadas por la película. Contanos un poco. ¿Cómo crees que va a impactar?
Ya la pude ver y fue muy fuerte. Luana no la vio todavía. Es una película que se va a meter en muchos recovecos de las personas. Va a tocar diferentes fibras, no solo para las niñeces trans y personas trans travestis. Tiene muchos mensajes para debatir y analizar. Porque refleja la sociedad en la que vivimos, atravesada por el sistema patriarcal, las instituciones, las violencias. Está calificada como apta para todo público y eso era muy importante porque significa que el día de mañana pueda transmitirse en las escuelas. Ya fue declarada como interés educativo por el ministerio. Es una herramienta. Para mí no es la historia de Luana, es la historia de las infancias travestis y trans. Esto es consecuencia de toda la lucha, que se hable de infancias trans y que se nombre que las niñas también tienen pene, poder interpelar y atrapar a través del cine. 
Siempre pienso en Diana Sacayán, en Lohana Berkins. Nunca voy sola a donde voy, pienso en las niñeces. En las infancias que no pudieron ser, en cuantas mataron sin que hayan tenido la posibilidad de rectificar su partida de nacimiento y tener su DNI, su nombre. Voy con toda la comunidad presente.

¿Cómo les atravesó a quienes participaron de la película? El poder narrar y visibilizar esta lucha. Seguro muchas personas que actuaron no habían escuchado sobre las infancias trans. 
Para mí eso fue increíble. Les atravesó muchísimo. Terminaba una escena, por ejemplo, y estábamos todes llorando. Hubo muchas reuniones y charlas, para saber cómo se iba a abordar. La bandera del orgullo trans estaba colgada en el set de filmación y el equipo entero terminó hablando en lenguaje inclusivo y empapandose en el tema. Realmente entendieron que esto era una causa y trasciende el mundo del espectáculo. Creo que esto puede salvarle la vida a muchas niñeces. Fue muy fuerte. En el set se decía que la película estaba angelada, porque con todo el impedimento de la pandemia fue una de las únicas producciones que se habilitó y permitió que siguiera adelante. En el cine quedó un precedente, con los contratos que había que hacer con niñas trans que aún no tenían el DNI. Poder inscribirlas sin tener el cambio registral y bajo la ley de identidad de género fue algo nuevo para el cine. 
Me emociona saber que dejamos algo en la historia. Yo las escucho mucho a ustedes, siempre, y Marisol de los Ángeles Brandán dijo que no quería pasar por este mundo siendo un fantasma. Y marcamos algo en la historia. El DNI de Luana fue un hito en la historia. Fue un antes y un después para muchos lugares, instituciones y familias.

En el trailer la miraba a Isabella y te quería preguntar ¿Cómo fue para ella actuar en esta película? La conozco y estoy segura de que sabe lo que significa esta película.
Trabajamos mucho con Isabella. Todo el equipo de infancias libres, porque no estoy sola. Empezamos desde el año pasado y pasamos por las instancias de conectar con Isabella, su mamá, su papá y hermanites. A ella no había que explicarle quién era Luana, es su referente. Es inteligente, perceptiva y sensible. Lo hacía con la conciencia de que estaban salvando la infancia a otres niñes. Una madurez que no todas las niñeces la pueden tener, eso también es militancia. Por momentos era juego y estuvimos mucho tiempo emocionadas. En los cortes nos íbamos a jugar y nos abrazamos un montón. Cuidó mucho la muñeca de Luana, porque a pedido de Lulu está su primera muñeca que hasta el día de hoy la tiene en su mesita de luz.
La parte del DNI, la parte que tenía el pelito corto, todo entendía. Sino era una niña trans no lo hubiese podido entender. 

Isabella G.C. interpretando a Luana en la película Yo nena, yo princesa

Es revolucionario que las propias niñeces trans tengan su rol en la película. Es algo que venimos luchando hace muchos años, ocupar esos espacios y no ser interpretades por otres. Tenemos que poder habitar absolutamente todos los lugares, y no siempre en ese lugar común de la prostitución como imposición. Tenemos un montón de niñas travitas y trans que están en una esquina, que no tienen contención y están en manos de prostituyentes, pedófilos y abusadores. Nos arruinan la existencia a todas. Quería preguntarte sobre esto, de las niñeces que son prostituidas. No se habla de nosotras ¿Por qué crees que está naturalizado e invisibilizado y que a casi nadie le importe?
Creo que hay muchos responsables, principalmente el Estado. También la familia. La sociedad, que ve y naturaliza. Responde a un negocio y, no quiero ser grosera pero, le sostienen la verga a estos criminales pedófilos. Una cosa es que haya una discusión entre personas adultas, cuando entre un abanico de posibilidades eligen ingresar al sistema prostituyente. Otra cosa es cuando hablamos de niñeces: cuando reafirmamos la estadísticas de La Revolución de las Mariposas. Me estremece saber que haya niñas de la edad de Luana, que están siendo explotadas sexualmente por estos varones que son nuestros padres, nuestros hermanos, compañeros, vecinos, que va y viola sistemáticamente porque es travesti. Porque si esa niña fuese cis-género no estaría parada ahí, delante de toda una sociedad que no hace nada. Lo que más deseo es vivir muchos años, porque yo no la salve a Lulú de la amenaza que es el sistema prostituyente. ¿Cómo se le saca ese estigma que tiene?
La estadística de La Revolución de las Mariposas dice que entre los 11 a 13 años y de 14 a 16 es el mayor de chicas trans y travestis que están en el sistema prostituyente. Y no por voluntad, son menores de edad. Entonces una niña entre estar en su hogar abrazada por su familia y yendo a la escuela no va a elegir estar parada en una esquina. Si se fue de su casa fue porque no aguantó la violencia. Si no está en la escuela es porque no la registraron y la expulsaron. Hay muchos responsables. Quienes tienen que salvarle la vida a estas chicas no lo están haciendo, no les conviene.

Me lleva a pensar en la clandestinidad que llevamos con las relaciones sexoafectivas, a la hora construir una relación con otra persona. Como siempre estamos en esos lugares. En las escuela lo vivimos en silencio porque tal vez ese compañero lo ve como algo malo. Me lleva a pensar en la urgencia de la Educación Sexual Integral, pero con una perspectiva y la vuelta de rosca que hay que darle.
Eso también es una decisión política del Estado. Visibilizar las corporalidades, lograr educar y formar a una nueva sociedad. De varones que entiendan que el cuerpo de una chica travesti no es para usar, violar, matar, hacer lo que se te da la gana. Yo todos los días me pregunto. Luana está en la secundaria y salen pibes de 16, 17 años. Los pibes salen en grupo y a mi me da terror pensar que pibitos de estos pueden abusar de mi hija si se enteran que ella es trans. ¿Quién va a salir de la mano con ella para decir “ella es mi novia”? Hay algo que las familias no pueden dimensionar cuando las niñas son pequeñas. Cuando llegan a una etapa puberal desean lo que desean todas las chicas: desear que te amen, te besen, que te manden una cartita. Pero las historias que conozco de chicas travestis y trans son de violación y abuso, de que les hayan marcado el cuerpo. Eso no vuelve más. Estamos haciendo todo lo posible para sostener lo insostenible, porque no lo tiene que hacer solo la familia, lo tiene que hacer la escuela, la salud, el barrio, la sociedad, todes. Sin embargo, todos estos machos con los que nuestras niñas están es demasiado. Lo único que pienso es que nuestras hijas están en peligro ¿a quien le importa? Vamos a seguir insistiendo, vamos a hablar con el nuevo ministro de educación y seguir insistiendo con la ESI.

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