Por Editorial Sudestada
Luego de los diputados de La Libertad Avanza frente a frente con Astiz, con Mason, Donda, y otros condenados por crímenes de lesa humanidad; Bullrich y otros alfiles del fascismo minimizaron la repercusión de un hecho que pone en peligro a la democracia, y a la lucha por los derechos humanos. Aquel sueño de los genocidas de infiltrarse en la democracia, como intentó por ejemplo Massera en los 90, se va cumpliendo, y ante un momento crítico en la economía, con el gobierno nacional que por momento teclea y que se le agotan las promesas, la intención del indulto.
Beltrán Benedit, el diputado que organizó estas visitas en los penales, aseguró luego de que la noticia saliera: “Trabajamos por la pronta liberación de todos los patriotas”.
¿Qué reacción tiene la democracia argentina sobre estos hechos? ¿Qué costo político y social están teniendo estos diputados bajo las órdenes de una vicepresidenta que juega a oposición dentro del gobierno, o que gobierna desde las sombras con la nostalgia de los 70? ¿Cómo es posible que los diputados visiten a Astiz, Donda, Mason, Guglielminetti, Mascote, y la Justicia no reaccione?
¿Es posible que el gobierno pretenda liberar al genocida que se infiltró para luego secuestrar y hacer desaparecer a tres Madres de Plaza de Mayo, dos Monjas francesas, y siete compañeros más del grupo de la Santa Cruz? ¿Quieren ver caminando por las calles al que robó bebés, a los que torturaron con electricidad, a los que fusilaron a pibes de 12 años, a los que fumaban un pucho mientras violaban a pibas tabicadas, y siguen bajo el “pacto de silencio” genocida?
Este es el gobierno que pretende meter en cárceles comunes a pibes de 13 años, que les da piedra libre al narcotráfico, y que pretende liberar a los monstruos de la historia.
Esto son. Por esto vinieron. Y porque las papas les queman, se apuran, para lograr que cuando se vayan Astiz esté bien escondido y sin una sola reja en su cara. Pero, a dónde vayan los iremos a buscar, siempre.