Murió un parrillero, y obligaron a los empleados del restaurante a seguir trabajando

Por Editorial Sudestada

Murió el parrillero del local gastronómico “La Cabrera”-ubicado en el centro de Mendoza- y los “jefes” obligaron a sus empleados a seguir laburando como si nada hubiera sucedido. No murió en su casa, o en un hospital. El parrillero sufrió un infarto mientras cocinaba, ahí mismo. En ese momento llamaron al 911, lo atendieron, y no pudieron salvarle la vida. Y las autoridades de @lacabreramendoza, tomaron la decisión de seguir con la jornada laboral, y que los comensales, como los compañeros de laburo de este hombre, no lo vean, no lo sientan, no lo lloren, ni nada parecido. Porque “era la hora pico”.

Porque lo importante para estos buitres es la caja abierta y jamás la humanidad. Porque lo que hicieron es intentar “invisibilizar” al parrillero, y que sus empleados sean obligados a laburar con un compañero muerto ahí. Porque les vale más las cuentas de cada mesa que la vida perdida de un laburante. Porque recién a la 1 de la mañana, retiraron el cadáver del local. Porque recién ahí, cuando la gente se retiró sin saber qué sucedía en la cocina, subieron un comunicado, dos días de duelo, y el cierre de comentarios en sus redes sociales.

La perversidad patronal supera todo límite. Imaginemos por un minuto que si te morís en el lugar de trabajo y todo sigue como si nada, para no perder una sola moneda, ¿qué podemos esperar de estos patrones sin escrúpulos frente a sus empleados? De mirar a los ojos ni hablemos, de ver una humanidad y no un número mucho menos, de pedirles un poco de corazón, ni hablar. Porque lo importante es seguir, como si fuera una obra de teatro con un pifie, un recital que se corta la luz, una bailarina que se cae y se levanta. Porque -repetimos- un trabajador murió en su lugar de trabajo, cocinando, y estos miserables obligaron a los empleados -los compañeros de esta humanidad perdida- a seguir laburando sin mirar atrás, ni abajo, ni al costado.

Porque la vida del obrero, para los patrones, no vale nada. Y si no, podemos sacarnos la duda con @lacabreramendoza