Mirta Busnelli: “Tengo el pálpito de que sí, que se va a aprobar”

En un bar de Palermo, barbijo y lentes mediante, la multifacética actriz Mirta Busnelli revela su expectativa por la inminente votación en el Senado respecto a la Ley del Aborto y comparte lo que el feminismo la hizo pensar sobre los mandatos familiares y sociales en relación a sus propias decisiones.

Por: Soledad García de Quirós

Entre la marea verde es imposible no detenerse en un punto naranja. Ahí está ella, con sus rulos fluorescentes, la sonrisa que es marca registrada y esa especie de mirada enamorada. Firme, siempre que puede, Mirta Busnelli con casi 75 años –tras superar un cáncer de útero, el atropello de un auto que le fracturó el fémur y una angioplastia coronaria- sigue en activa lucha junto a la colectiva de Actrices Argentinas por el derecho a la Ley del Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Confía en la aprobación de la Ley de Interrupción voluntaria del embarazo en la Cámara de Senadores, pero alienta para que sea ley desde su hogar.

¿Qué creés que va a pasar mañana? 

Percibo que se va a aprobar. Cada año que pasa la presión por este derecho es más grande. Hasta que un día se rompa la compuerta. Creo que estamos muy cerca de eso. Quizá sea un a expresión de deseo pero tengo el pálpito de que sí, que se va a aprobar. 

¿Tenés pensado ir a la Plaza? 

Tengo ganas de estar todo el tiempo. Me conmueven las manifestaciones, pero no puedo estar ahí. Tengo miedo de los contagios y estoy delicada de salud. En 2018 estaba muy mal físicamente pero igual fui. Me quedaba sentada en la carpa, me levantaba y gritaba lo que podía, pero no me puedo meter en la Plaza. 

¿Podés identificar qué es lo que te conmueve de las manifestaciones? 

Me sorprende que la gente siga luchando cuando está todo perdido para mí, pero se ve que no queda otra (se ríe). Soy alguien muy grande y cuando voy siento como una transfusión de sangre. A veces me quedo sentada en un bar de una esquina y veo la gente que va llegando a la Plaza. Me encanta verla pasar. Son días de fiesta porque la gente está manifestándose y no me lo quiero perder. Me sumo desde donde puedo, que es muy poco pero es muy lindo.

¿Qué opinás de los argumentos de diputadxs o senadorxs que se manifiestan en contra a la Ley del Aborto? 

No estoy de acuerdo en considerar que un embrión es una persona. No sé cuándo alguien es considerado una persona, pero en eso que dicen no estoy de acuerdo. 

En esa lógica, si el embrión es considerado persona, y por eso la grave acusación de asesinato y penalización, ¿por qué creés que no están presas todas las mujeres que vienen manifestando públicamente que se han practicado abortos? 

¡Por suerte! Sería más terrible aún pero entiendo el razonamiento. Nadie dijo en el Congreso eso. O sea, no es tan así que es un delito porque si fuera un delito, un asesinato, las mujeres que dicen que abortaron tendrían que ir a la cárcel. Entonces algo de eso no es tan así. Es increíble las cosas por las que pasó la mujer a lo largo de los siglos. Es demasiada saña.

Foto de Actrices Argentinas

No hay orgullo en la experiencia

Desde los inicios de la colectiva de Actrices Argentinas, la reconocida Busnelli milita a la par y manifiesta haber encontrado “un espacio de una riqueza muy grande, donde también tenemos talleres y actividades en paralelo que nos nutren para seguir pensando sobre lo que estamos defendiendo”.  La ganadora de dos Cóndor de Plata y dos Martín Fierro –entre otras distinciones- forma parte de la comisión de ecología del colectivo, otra causa en la que se involucra con la misma pasión: “No se puede parar de tirar toneladas de mierda en el océano, no se puede parar de extinguir animales por el motivo que sea. Estamos en una era que puede terminar con la humanidad y no se puede parar. Y encima las ganancias de toda esa explotación no se reparten entre el pueblo porque sino no habría tanto dolor”, analiza la actriz que protagonizaba La Savia –de Ignacio Sánchez Mestre- en el Teatro Metropolitan hasta el impacto de la pandemia.  

En una nota en Página 12 decías que en algún momento de tu vida abortaste, ¿creés que es necesario haber pasado por la experiencia para comprender por lo que se lucha? 

Yo nací en una generación muy represiva pero que cuestionó muchas cosas, como por ejemplo que no es obligatorio tener una familia. Para mí en ese momento estaba todo tan mal en el mundo que no quería tener un hijo. El feminismo me dio la posibilidad de pensarlo porque sino ¿qué me quedaba? Hacer lo que me decía mi mamá o lo que decía la sociedad. Igualmente el salto no fue gratis. 

¿Eso qué quiere decir? 

Mirá, las generaciones que siguieron a la mía tuvieron más conciencia y más cuidados. Antes los tipos no querían usar forro y además los preservativos se pinchaban, no eran buenos. Y fue así, es increíble. Yo misma lo digo y parece mentira. ¿Cómo le iba a decir a ese tipo que estaba embarazada? Encima lo llamé y estaba con una mina. Y bueno, fui sola. No sigo más porque no me vas a creer. 

¿Pero por qué?

No, es que me voy a poner a llorar. 

Se emociona y se ríe a la vez la Busnelli, porque le duele pero quiere contarlo. Porque no quiere que parezca un relato del que se enorgullece y duda en seguir, pero en la indecisión, en algún lugar, sabe que compartir su experiencia puede traer claridad al debate.

Bueno, ¡entonces no!

No quiero pero a la vez sí quiero porque ¿por qué lo voy a negar? Lo que no quiero es que parezca que estoy alardeando, porque no es una virtud abortar y siento que decirlo puede generar en alguna gente como si yo quisiera llamar la atención o tener prensa o como si fuera algo que me da chapa. Pero es algo que tengo que afirmar porque: o no pasa nada o hago un bien. 

Como vos prefieras

Lo que pasó es que no fue bueno lo que me hicieron, no lo hicieron bien. Sangraba mucho. Yo pensaba que era normal pero cada vez que iba al baño miraba y era un horror, pero también pensaba que tenía que parar, no pensaba que me podía morir. Tuve que volver al lugar y me anestesiaron de nuevo. Creo que si esperaba un poco más quizá me moría. Cuando lo pienso digo tal vez no estaría viva, y eso que era clase media. 

Obviamente no sabía tu mamá ni nadie…

Ni mis hermanas. 

¿Por vergüenza?

Me preguntaba eso hoy cuando me acordaba: ¿por qué yo no lo conté a mis hermanas? ¿Mis hermanas eran jodidas y yo no podía confiar en ellas o yo creé una sensación de no poder encontrar ayuda en ningún lado? Creo que fue mucho más eso porque mis hermanas son buenísimas. Yo creía que lo que decía mi mamá no era apelable y siento que no me daba cuenta que por lo menos tenía derecho a decir que no a algo. Pero también creo que la gente rebelde alguna vez obedeció y le hizo mal. 

Se ríe Mirta, mamá de Anita Pauls. Larga esa carcajada sonora, corta y contagiosa cuando siente que se pone confusa. Luego, hace una pausa, se organiza y resume: “Hay que entender que cuando estás en ese momento tenés dos decisiones y las dos son malas, las dos no son queridas: una es la maternidad forzada y la otra es abortar. ¿Hay una maldición peor que esa? No es para nada liviano vivirlo”. 

Hace otra pausa y se sonríe. Sabe que está haciendo historia. 

Foto de Portada: Página 12