Milei vetó la emergencia pediátrica

Por Editorial Sudestada

El presidente sigue en la misma línea, sin escuchar nada del grito de las urnas, y esta vez para firmar otro veto -a la madrugada- y seguir ajustando al Garrahan, y luego de vetar también la Ley de Financiamiento Universitario. Todo por el supuesto “equilibrio”, como hicieron con las jubilaciones y discapacidad, los organismos públicos, y no así con el 3% de su hermana, los sobres de los Menem, el aumento desproporcionado de diputados y senadores, y ni hablar de sus viajecitos personales con pose de “mesías” y ni una sola inversión para el país.

El gobierno sigue ajustando a los sectores vulnerables, con la excusa rancia de un Estado “enemigo” que en realidad lo abrazan para saquearlo. Porque no lo desprecian, lo utilizan, como por ejemplo con el Banco Nación -que jamás privatizaron- y con las licitaciones “corruptas” de los Menem, o el regalito clientelista de Bullrich para las fuerzas de seguridad antes de las nacionales de octubre, y los “manotazos” desde Karina para abajo que prohíben para que nadie investigue nada, la opinión pública se olvide, y la mafia siga operando como desde que asumió el Poder en diciembre del 2023.

Y el veto a la emergencia pediátrica, con la mentira puesta sobre la mesa todos los días. Mientras el Congreso dice que “insistirá” por la emergencia, y veremos si el gobierno logra la transa y se recibe otra piña, si la lucha del Garrahan y la realidad de la salud pública prioriza en una Argentina que puede perder derechos todos los días, o quienes se sientan en una banca y cobran más de 10 millones de pesos por mes, se atreven a decirle a un médico que cobre 900 lucas, labure 36 horas de corrido, y no diga nada, cuando adentro le salvan la vida a niños a toda hora. O hasta se atrevan a decirle a un pibe con una enfermedad que no espera, que sea paciente, que el Estado busca “equilibrio” mientras nos chorean con sobres de punta a punta.

Y a movilizarnos, a pegar el grito, a sacudir la estantería, que el gobierno acelera el plan antes de que se le acabe el curro que ya tiene un final demasiado anunciado.