Luego de haber ganado el Gardel con el rubro Mejor Canción Folklórica con su bailecito Baile Eterno (2024), la cantora y ahora compositora Mery Murúa llega a Buenos Aires el 10 de mayo al Dumont 4040 a mostrar su último material discográfico que cuenta con dos volúmenes. Será un show lleno de emociones y matices, con invitadas e invitados de lujo como Luciana Jury, Milena y Coti Salamanca, Marian Farías Gómez, Juan Iñaki y Rubén “Mono” Izarrualde. En diálogo con Sudestada conversamos sobre su disco y su presentación en Buenos Aires.
Por Natalia Bericat
¿Cómo estás viviendo este presente después de haber sido reconocida con un premio Gardel? ¿Qué caminos se abrieron?
El tema Gardel ha sido un tema muy importante en el último año, quizás por lo que significa en el imaginario social ganar un premio Gardel. Son premios muy reconocidos a nivel nacional, entonces de repente para mucha gente es muy importante. Se empieza a tornar muy importante para uno también. Algunos medios, lugares y algunos programadores piensan que cuando uno tiene acceso a un premio Gardel, cuando le dan un premio así, es porque hay algo como validado en el camino artístico de uno. Yo creo que ha sido muy positivo y me ha abierto algunas posibilidades, algunas puertas, algunas ventanas de lugares para poder mostrar y para poder, sobre todas las cosas, seguir trabajando, mostrando lo que uno hace. En lo personal así absolutamente una gratificación muy grande y también la posibilidad de haber grabado un disco en vivo con un marco de público excepcional en uno de los teatros más hermosos del país, que es el Teatro Libertador San Martín. Si no hubiera sido la excusa del premio o que la gente necesitaba que el premio se celebre, quizás no sé si hubiera conseguido un marco de público así.

Si tuvieses que marcar el camino de tu trayectoria artística ¿Cuáles fueron los momentos más significativos que construyeron a la Mery de hoy?
Hay varios hitos que yo considero situaciones y que transformaron una realidad. Primero es mi madre, mi madre cantante. Ser hija de una madre que cantaba permanentemente, si bien no desarrollaba un camino artístico, sí cantaba. Eso es algo que marcó mi camino. En segundo lugar, estudiar en el Conservatorio de Música. Poder haber transitado mi formación en un conservatorio y contactar con gente que siempre quiso que a mí me fuera bien, que son mis profesores y mis compañeros. Después, haber ganado un premio en Tenerife, en las Islas Canarias, como intérprete de una canción inédita.
También me abrió muchas puertas. Por otro lado, mudarme a Córdoba y entender que la acción propia, el movimiento propio es lo que impulsa nuestros sueños y no que tiene que venir nadie de otro lado a cumplirlos. Esos fueron hitos muy importantes. Y después, hay muchos más, pero esos son los que marcaron un desarrollo sustancial y de cambio en mi modo de pensarme como artista. Por supuesto, mi hijo también, en la concreción de un laburo juntos, también es algo muy gratificante.
Tuviste colaboración de otros artistas en tu disco… En qué te nutrieron esas voces que te acompañan?
Un poco creo que las colaboraciones en el disco han sido hermosas. Primero porque las personas que colaboraron son personas de mi universo afectivo muy cercano. Son gente muy querida y gente a la que yo admiro profundamente, entonces me encanta que estén en mi disco, pero también son parte de un proceso de aceptación de mi obra y ellos me ayudaron a interpretarme a mí misma. Siento yo que el escollo más grande era, al haber transitado mucho tiempo como intérprete, pensarme interpretando mi propia obra me resultaba algo difícil y me costó. Al momento de mostrarle las canciones a mis amigos yo pude recibir de ellos el apoyo y pude con ellos reinterpretarme y aprender a darle una mirada a mis canciones. Esa es la razón de que estén también ahí en el disco.

En este contexto donde la Cultura está siendo atacada ¿Qué reflexiones aparecen cada vez que te encontrás con tu público arriba del escenario?
Las reflexiones más comunes son, en mi caso y desde mi modo de desarrollar mi vida, tanto personal como artística, es que nadie se salva solo y que en este contexto de adversidad a donde nos quieren enfrentar unos con otros, lo más importante es sabernos juntos, unidos y sabernos fuertes. Ese es mi mensaje y siempre apelo a que lo que estamos construyendo es un presente, es un ahora y es colectivo. Cada uno tiene una razón de ser, cada uno tiene una razón de estar y una razón de hacer desde sus posibilidades. Entonces, todo lo que estamos construyendo, un presente, todo lo que estamos construyendo, un territorio, en tiempo y espacio, estamos aportando algo y sin ese aporte nada sería igual. Entonces, me gusta pensar en lo colectivo como un hecho de empoderamiento y de salida en un contexto de adversidad como el que estamos viviendo.
¿Qué significa para vos ser artista y mujer en un momento donde nuestras voces se empiezan a escuchar?
Yo siento que significa una gran responsabilidad, porque yo que estoy pisando los 50 años entiendo también que haya muchas miradas de mujeres cantoras, de mujeres compositoras que están observando lo que sucede y uno que ha hecho las cosas antes, no necesariamente mejor o peor sino haberlas hecho antes para esas mujeres que están empezando sus caminos artísticos, hay que ser muy responsable de eso y hay que estar a la altura también de lo que uno dice y de cómo lo dice y de qué manera pregona su arte. Creo que es una gran responsabilidad y también es un gran honor y un gran orgullo tener esa responsabilidad como artista de estos tiempos.
¿Cómo pensaste este show en Buenos Aires? ¿Cómo se construye este repertorio que viaja desde el interior con su propia identidad y tonalidades?
En mi caso yo soy una artista que ha desarrollado todo lo que tiene que ver con su trabajo en el interior y también ha sido una elección o una lección que me dio la vida porque fui madre muy joven y tuve que salir a trabajar a las escuelas como docente rural. Mi elección pasó un poco por una imposición de la vida de tener que quedarme en un sitio a donde poder criar a mi hijo y donde se me daban las posibilidades laborales y de repente eso se transformó también en un estandarte. Decir “hago música”, “soy del interior”. Lo hice también de andar un poco como maleta de loco con mi hijo, para estar cerca de mi familia, no moverlo mucho de sus afectos. Creo que es una elección ante lo otro. Quizás alguien dice “es sacrificio relegarse”. No. Yo pienso que fue una negociación conmigo, con mi entorno, con mi hijo y con mi realidad, hacer música desde el interior, quedarme en Córdoba, vivir en Córdoba y después se transformó en una elección también.
Venir a Buenos Aires siempre es un reto, es un desafío, es necesario. A mí me convoca también el reunirme con gente con la que de otra manera no me reuniría. En este caso están invitados Marian Farías Gómez, el Mono Isaurralde que hace mucho que no va para allá o Luciana Jury, Milena Coti que son mis amigas y Juan Iñaki también que está siendo parte del disco. Entonces además de venir a presentar el disco, como un concepto de un modo de hacer que tenemos, también es una oportunidad para celebrar y por otro lado que se va el Juancito, que se va mi hijo en breve a Europa, entonces es un modo también lindo de despedirlo con los amigos de acá.

Podés conseguir tu entrada en el siguiente link
Fotos: Nicolás Papa y Rocío Luján
