Por Editorial Sudestada
Esto es La Plata, anoche. Cuadras y cuadras de humanidades poniéndole el pecho a una lucha histórica, a este nuevo Estudiantazo que hace temblar a los títeres de la Rosada y al impresentable del presidente. Esta es la movilización estudiantil, con los pibes, docentes, profesionales, y el pueblo que comprende todo lo que está en juego. Porque el gobierno desfinancia pero a la vez mete las garras para estigmatizar a estudiantes, para intentar desprestigiar a la educación pública, para atacar a las Universidades con latiguillos baratos, sin fundamentos, y con el desprecio ya característico de un sector que cuando ve un derecho, sueña convertirlo en privilegio.
Ya son más de 80 los edificios tomados en todo el país. Y la educación pública prende la mecha. De las asambleas, tomas, clases abiertas, movilizaciones, ahora paro de 24 horas y una semana entera como plan de lucha, sin freno, y que convoca a que toda la comunidad educativa, y todos aquellos que defendemos a las Universidades nacionales, sigamos resistiendo para construir un futuro en el que estos cipayos no avancen, ni un pasito más.
Porque ningún derecho se negocia, ni vamos a dejar que se pongan en juego. Porque en la educación los aranceles, afuera. Porque la calidad de nuestras Universidades es reconocida en el mundo entero, como también el ajuste que se propone desde la Rosada y el Congreso, y que el 60% de los trabajadores universitarios tienen un ingreso que está por debajo de la línea de la pobreza.
Porque además de todo este ataque, nos llaman violentos, y hasta Francos nos señala como “subversivos”, de la mano de los que defienden el genocidio de la última dictadura que todavía sangra, los que aplauden a los “bastones largos” de Onganía, y a la fuga de cerebros con uniforme militar, persecución, y sangre compañera.
Este es el pueblo que defiende a la Educación pública y de calidad. Este es el pueblo que responde cuando los derechos están en juego. Este es el Estudiantazo, que el gobierno escucha, mira, y tiembla.