Por Editorial Sudestada
Lourdes Arrieta se llama la diputada del sincericidio sobre la visita de su bloque a represores condenados por delitos de lesa humanidad. La misma del “patito en la cabeza”, la hija de un veterano de Malvinas investigado por violaciones contra los derechos humanos. La que nació en el 93 y con ese “argumento” dice desconocer quién fue uno de los peores monstruos de la historia. Astiz. El infiltrado -entre tantas atrocidades cometidas- en el grupo de la Santa Cruz, para secuestrar a todos los integrantes -entre ellos tres Madres de Plaza de Mayo y las dos monjas francesas- llevarlos a la ESMA con destino final en los denominados vuelos de la muerte. El mismo que asesinó a sangre fría a otros compañeros, pero que firmó la rendición en Malvinas sin disparar un solo tiro.
Fue una “visita netamente institucional y humanitaria”, aseguraron quienes afirman haberse reunido pero dicen no saber quiénes eran. ¿De verdad podemos tragarnos el cuento de que estas dos diputadas como el resto de una comitiva por el olvido y el indulto, no sepan quién es Astiz? ¿Y en el caso de que esta “afirmación” y el “engaño” de su bloque sea cierto, cómo llegamos a que ocupen bancan personas que no tengan ni una mínima preparación político-histórica? ¿Nos damos cuenta la clase de gente que nos gobierna?
Martín Menem en silencio. Milei con algunas palabras sueltas diciendo que él no hubiera ido. Y la principal gestora del vínculo del gobierno con los genocidas, su aprendiz de la “escuela del terror”, Victoria Villarruel en la sombra más siniestra, como mejor le gusta ejecutar y “gobernar”.
De la reunión ya no hay dudas, como tampoco del boceto del indulto. De la intención del gobierno de reescribir la historia con el negacionismo y el terrorismo de Estado bien en agenda, tampoco. Pero sí el accionar de la clase política y de la Justicia Argentina que sigue manejando una tibieza preocupante, y en muchos casos una omisión tan cómplice como responsable de que los monstruos tras las rejas se “organicen” con el gobierno nacional.