Por Editorial Sudestada
Esta imagen es capaz de simplificar lo que sucedió ayer en el Congreso, y el por qué -de repente- se pasó de “Ficha limpia” y el grito de los moralistas de la “transparencia”, a votar que nada se investigue, y que la estafa presidencial siga su curso. Porque otra vez cinco radicales -cambian de nombres pero se cruzan de vereda- votaron una cosa y al rato lo contrario. Porque todos los decretos sin necesidad ni urgencia y cada ejecución del peor gobierno democrático de la historia, fue lograda gracias a la manito levantada, a la transa en la Rosada, al asadito en Olivos, a las reuniones por la espalda, y a los que en un abrir y cerrar de ojos votan al revés de lo que votaron y/o presentaron horas antes.
El gobierno atraviesa el peor momento desde que asumió. Milei promovió una estafa mundial. Y luego para intentar calmar aguas, pactó una nota editada, y con un off de la manito que se suelta… Karina Milei tiene que ser investigada, por coimas, por lavado de dinero, por esta estafa y por la que vienen ejecutando desde hace años. Pero parece que en el Congreso no. Como tampoco el juicio político. Como tampoco la corrupción del Ministerio de Capital Humano. Como tampoco el volver atrás las “facultades delegadas” a un presidente que se cree ciudadano cuando cierra la puerta de la oficina. Y ante todo esto, ellos están ahí, agachaditos para lustrar el zapato que corresponda, para acomodar la corbata, sonreír para la foto, cuidar que Karina no hable en público, que el gobierno que les repleta bolsillos y cuentas no caiga, y que de Kueider y Ritonto -y los millones que pasan de mano en mano- nadie se acuerde.
Porque son esto. Los oportunistas de la traición. La veleta que se mueve sin vergüenza. Son De La Rúa, Macri, y Milei. Son los que marchan por las Universidades y después votan que las desfinancien. Los que hablan de los jubilados y los empobrecen. Los que hace décadas hablan de “terminar con la corrupción”, pero cuando le toca a uno de los suyos… sonrisa, bolsito en mano, y que nada se investigue.
Los radicales, los nuevos baratitos del Congreso, y otra estafa electoral.