El 6 y 7 de septiembre , Las Pastillas del Abuelo la rompieron todo con dos Movistar Arena a full, sin un solo lugar libre. Una verdadera fiesta pastillera, con clásicos, temas nuevos y momentos que te erizan la piel.
Registro y texto de Agustina Rúa
El arranque fue tipo 21:20, con la gente explotando apenas se apagaron las luces. Sonaron himnos como Hasta acá nos ayudó Dios, Enano y Ama a quien llora por ti, que aunque salió en el último EP, tiene historia de hace años, como contó Piti antes de meterle voz.
Hubo instante de piel de gallina cuando homenajearon a Diego con ¿Qué es Dios?, y todo el estadio cantando “el que no salta es un inglés”. Gianinna estaba ahí en la tribuna, y encima Piti mostró la camiseta de Franco Mastantuono, que hizo estallar a todos los futboleros.
El toque más emotivo llegó con Viejo, cuando el papá de Piti subió al escenario. Un recuerdo que se siente fuerte, más de 20 años después, y que se mezcló perfecto con la vibra rockera del resto del show.
Tampoco faltaron sorpresas: Nehuén, el hijo de Bochi, se puso en la bata para Inercia y la rompió. También pasaron invitados como Alejandro Mondelo, sumando a temazos menos esperados como Maldito y cortamambo y Viejo Karma.
Cada fecha duró más de dos horas, con sonido y luces que dejaron la vara altísima. Entre clásicos, rarezas y momentos únicos, quedó claro que un show de Las Pastillas no es solo música: es un ritual donde se canta, se llora y se festeja.
El cierre, como siempre, con Piti agradeciendo: “Gracias pastilleros”. Ahora la mirada apunta a lo que se viene: abril de 2026 en Ferro, otra cita que promete ser histórica.


















