Sucedió en San Pablo, Brasil, hace apenas unos días, cuando se desplomó un andamio que unía dos torres, y ocho obreros quedaron colgados a 140 metros del suelo. Uno de ellos falleció y los demás pudieron sobrevivir.
La empresa responsable, EZTEC, envió un frío comunicado: “Pese a la existencia de equipos de seguridad y protección, debido a una fatalidad, uno de los trabajadores falleció. El caso está bajo investigación”, y agregaron: “Por el momento, lo que se sabe es que hubo un accidente en la plataforma de trabajo y seguridad. La empresa seguirá todas las recomendaciones de las autoridades competentes”.
“La vida del obrero es así”, cantaba Pity, y la realidad golpea por todos lados, no solo por la pérdida de la vida de un laburante, y de siete que estuvieron al borde de la muerte, sino porque en todo el mundo los trabajadores de la construcción sufren las pésimas condiciones laborales, los accidentes evitables, los salarios por el piso, y la vida que peligra. Pero también duele porque la frialdad del empresariado es total, al igual que de los medios hegemónicos que como el Grupo Clarín -por dar un ejemplo- titulan: “Un espectacular accidente”.
La vida de lxs laburantes para estos sectores no importa, no vale nada, al igual que para las empresas que solo dan un comunicado, se atajan para liberarse de responsabilidades y activan la vía legal para que “la obra no se pare”, que es lo único que les interesa.
