La manada contra la Trata

En el día internacional contra la trata de personas, un texto de Cecilia Solá

El novio perfecto que te paga los pasajes para que vayas a conocer a su familia.
El trabajo soñado que te va a cambiar la vida para siempre.
La oportunidad de triunfar en el modelaje.
La amiga copada que te anima a escaparte de casa después de pelearte con tus viejos.
El camino al infierno es ancho, bordeado de marquesinas que te muestran las fotos de tus sueños ahí, al alcance de la mano, de una decisión que parece fácil, tan fácil como subirse a ese micro, a ese tren, para empezar a vivir una buena-nueva vida.

Después, las historias empiezan a parecerse
– Me quitaron el documento, y cuando protesté, me pegaron.
– Me sacaron todos los papeles y me encerraron sin agua ni comida en una pieza.
– La primera noche me violaron para que me vaya acostumbrando.
– Me dieron algo, no sé que era.
– Me dieron merca hasta que ya no sentí nada.

Según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito Público, el 72% por ciento de las víctimas son mujeres y niñas. De ellas, el 83% son destinadas a la explotación sexual en supuestos bares, boliches y casas de masajes que funcionan como verdaderas cárceles para esas mujeres que deben “atender” hasta sesenta clientes por turno, esos turnos que duran entre diez y doce horas siendo violadas sistemáticamente.

¿Sin clientes no hay trata? Cierto.
Y sin la complicidad de jueces y comisarios dueños y socios de prostíbulos tampoco sería posible.