La “Nueva Dubai” pegada a la reserva ecológica está cerca de cumplirse con total apoyo del gobierno porteño, sin importar costo ambientales y económicos.
Por Nicolás Yoice
El proyecto avalado por el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta busca realizar un emprendimiento inmobiliario al estilo Puerto Madero, con torres que llegarían a los 98 metros de altura, shopping a cielo abierto e incluso un puente conectado a la reserva. Todo esto, ubicado en lo que se conocía como la ex ciudad deportiva del Club Boca Juniors.
Esta historia no comienza hoy, se remonta a muchos años atrás cuando el Gobierno Nacional le cedió 40 hectáreas públicas a Boca para que construya su ciudad deportiva. Estas tierras no podían venderse y si el club no cumplía con ese proyecto las tierras debían volver al Estado. En 1989 a partir de otra ley, el congreso nacional le autorizó a Boca vender a terceros y además dio por cumplida la construcción de la ciudad deportiva cuando aún no se había finalizado, era inexistente.
Después de eso el club argentino entró en quiebra y con esa excusa vendió el predio en 20 millones de dólares a Solares de Santa María SA y luego fue comprado por el grupo IRSA (presidida por Eduardo Elsztain) por 50 millones de dólares.
Cuando Nación votó esa ley para vender a terceros la restricción para quienes la compraran era que se tenía que hacer una ciudad deportiva. Eso claramente hoy no se está cumpliendo, por eso el grupo IRSA y el gobierno porteño están impulsando una modificación a la planificación para realizarlo. El cambio no es menor, es que si se termina dando la modificación de zonificación de ciudad deportiva a emprendimiento inmobiliario, el suelo (las hectáreas) pasará de valer 50 millones de dólares a aproximadamente 1600 millones de dólares según datos del Observatorio del Derecho. Estás 70 hectáreas, generan un negocio exorbitante, estamos hablando que sería un incremento de más de 200 mil millones de pesos.
Es sabido que la ciudad de Buenos Aires necesita muchísimo más espacio verde, ahora mismo este lugar es un humedal y Jonatan Baldiviezo, titular del Observatorio, nos afirma que tranquilamente podría ser una extensión de la reserva ecológica. Es necesario con la crisis actual proteger y expandir los humedales, las áreas de protección de biodiversidad y esto lo que hace es tirar por tierra todas esas intenciones.
No es la primera vez que el Grupo IRSA toma territorios públicos del suelo porteño, ya que es un gran negocio para ellos comprar la tierra pública “barata” y a partir de ahí especular e invertir en ladrillo, como dice Elsztain, se compra barata, se cambia la normativa y así se incrementa el valor a unos precios inalcanzables.
Además de afectar de manera ambiental y de ser un negocio millonario para unos pocos, podría ocasionar la desaparición del barrio Rodrigo Bueno, que con el paso de los años se fue urbanizando y miles de familias podrían quedar a la deriva. El proyecto principal estaba pensado como náutico y eso inundaría toda la zona.
No es un caso aislado, es un trabajo mancomunado que vienen haciendo IRSA y Horacio Rodríguez Larreta, en distintos planes inmobiliarios. En 2016 ni bien asumió el nuevo gobierno porteño se quiso sacar este proyecto de manera inmediata pero falló en el intento. Hay contactos muy estrechos, de trabajo en conjunto y también de relaciones personales, el hermano de Larreta, por ejemplo, había sido director del grupo dirigido por Elzstain, por eso no es casualidad los intentos de proyectos fallidos y los que intentan constantemente que salgan por ley.
Hoy, 30 de julio, aunque el fallo judicial ordenó suspender el trámite en Legislatura del convenio entre el Gobierno Porteño y el grupo IRSA, el oficialismo consiguió dictamen para que el proyecto siga adelante. Como pasó en 20006, 2007 y 2016, si se rechaza se impulsará de nuevo.