Por Editorial Sudestada
Anoche el presidente nombró decenas de veces la palabra “casta” señalando para afuera, cuando ahí mismo citó a Menem, y estaba rodeado de Bullrich, Caputo, Sturzenegger, Francos, y compañía. Cuando apenas asumió transó y negoció con Macri, y le dio dos Ministerios a la fórmula que salió tercera en la elección: Pato y Petri. Seguridad y Defensa. Pero también expulsa “desprecio” a diputados y senadores, y entre negociados, complicidades, y traiciones, se los llevó para su molino. Incluso hasta para comer el asado en Olivos y festejar el ajuste a los jubilados y jubiladas.
Ahí está la casta. Porque como dice la compañera @myriambregman, “lo sostiene”. Y hablemos de la casta menemista bien adentro, hasta con un sobrino manejando los hilos en el mismo Congreso, y con Cúneo Libarona con el Ministerio de Justicia. De la familia Adorni con salarios millonarios, de la reikista en el de “Capital Humano”, de la lista del primer párrafo con prontuario de años y años en el Poder y resultado de miseria multiplicada. Pero también del clan Cavallo, con el gestor del corralito dando consejos al presidente, y con su hija con cargo “silenciado”. De la casta genocida y represora, que festeja en los penales de lesa humanidad, se reúnen con los diputados, y “sueña” volver a la impunidad.
Hablemos de la UCR y los radicales vendidos -otra vez- al mejor postor. De Randazzo y De Loredo, de Schiaretti y los gobernadores de panzas llenas y bolsillos repletos. De los peronistas que vuelven a la doctrina camaleónica, con Kueider a la cabeza, los 200 palos verdes para cruzar la frontera, la Ley Bases, y el mismo viaje a Paraguay, repetido 6 veces, con la misma acompañante y el mismo “baúl”.
Hablemos de las “embajadas por votos”, de Karina Milei -que nadie votó- con salario millonario y viajes con su hermano por el mundo, sin una sola “firma” para el país. Hablemos de Leila Gianni, que militó y votó a Massa, y es parte del gobierno, con un pingüino tatuado, y la militancia activa de la “falsa libertad”.
Hablemos de la verdadera casta, que el relato se cae, con ellos encima.