Iris Avellaneda es una de nuestras Madres de Plaza de Mayo y además es una sobreviviente del Centro Clandestino de Detención “El campito” donde estuvo detenida durante la dictadura. Además, es Presidenta de la Liga de DDHH y viene llevando adelante una lucha colectiva para que se instaure el Sitio de la Memoria en el lugar donde estuvo detenida junto a su hijo, “El Negrito Avellaneda”, desaparecido por la Dictadura y asesinado en los Vuelos de la muerte. El 18 de marzo, fue la cuarta vez que Iris, junto a organizaciones, colocaron una placa homenaje para su hijo y fue arrancada de cuajo. En diálogo con Sudestada nos contó de su militancia y de la resistencia en estos años de lucha por Memoria, Verdad y Justicia.
Por Natalia Bericat
¿Nos querés contar lo que pasó luego del homenaje, Iris?
Sí. Se la volvieron a llevar. La sacaron de cuajo otra vez. Es la cuarta vez ya. Nosotros estamos haciendo estos homenajes con Sobrevivientes de Campo de Mayo hace ya unos cuantos años. Una vez cada mes y medio estábamos haciendo las visitas adentro de “El Campito”, para homenajear a nuestros compañeros que quedaron ahí (por que sabemos que hay gente enterrada ahí). La idea nuestra fue empezar poniendo una imagen del Negrito, que representa a los 30.000 compañeros desaparecidos y a los que estuvieron en ese lugar. Pero lamentablemente pasó esto. La primera vez que lo pudimos, a los pocos días la arrancaron. No se si te acordás que el anteaño pasado se habían plantado árboles en “Plantemos memoria” y ahí plantamos nuestro arbolito y al mes siguiente pusimos la primera imagen. Ahí no la arrancaron completa, sino solo su imagen. Estaba todo soldado. Fueron preparados. Se tomaron un trabajo tremendo para sacarlo. La segunda vez lo volvimos a colocar, la estuvimos controlando, pero antes del mes ya la habían sacado. La tercera vez dejaron solo la estructura. La última vez, y eso que teníamos el permiso de Defensa, volvió a pasar. Un milico de ahí nos dijo: “yo no les doy mucha seguridad por que sacaron la cámara”. Ahí ya se destapó que no quieren que se ponga nada. Le tiraron pintura roja como si fuera sangre. Fue tremendo. Hace unos días me llamaron unos compañeros de San Martín y me avisaron que la imagen del Negrito no estaba.
Lo primero que hice fue llamar a Defensa. La placa estaba amurada con cemento, piedra, tenía hierro y la han sacado con algo eléctrico, con una moladora o algo así. Nadie se hizo responsable. Ayer Taina me dijo que iban a tratar de poner un seguridad ahí para volverla a poner. Sacaron la placa del Negrito otra vez, pero no nos van a ganar. Si veinte mil veces la sacan, veinte mil veces la vamos a volver a poner. Por que ese es el lugar justo donde nos tuvieron a nosotros secuestrados. Es terrible lo que están haciendo en todos lados.
Sí. Esto mismo ocurrió en otros lugares. Hace unos días en La Costa, en Mar de Ajó…
Una compañera que estuvo en la Costa me contó eso. Que pintaron encima de los pañuelos. Acá en Hurlingham también y la Placita de DDHH también fue atacada. Vos sabés que la derecha sigue y no hay cosa que los pueda parar. Estamos complicados con los DDHH.
El tema es que estamos hablando de crímenes de Lesa Humanidad y estas personas se mueven impunemente destruyendo todo lo se hace para mantener viva la memoria. Esta gente defiende genocidas…
Imaginate que estamos a 46 años del golpe y no tenemos ni el 25% de los militares genocidas presos. Hay un parate general. No se reconoce nada. Los milicos se están muriendo, los testigos también. Y bueno… la seguiremos peleando para que esto no siga. Y nosotros estamos por el Sitio de Memoria ahí en “El Campito”, está en estudio por eso todavía no se puede. Ya está el decreto para el año que viene. En Av. Perón y Ruta 202. Pretendemos que a los sobrevivientes nos den un lugar ahí para poder hacer cosas.
Y todo lo que viviste ahí… venís llevando una historia de resistencia, Iris…
Sí. En Buenos Aires tenemos varios Centros Clandestinos y el único que venimos batallando es este. Ya lo vamos a ganar. Vos sabés que las cosas en la calle es la única identidad que tenemos para ganar los juicios y todo lo que pretendamos. No hay otra forma. Campo de mayo estuvo muy tapado. Y ahora que se está destapando la olla a los milicos les molesta. El odio que ellos sienten es hacia los ideales que hemos tenido y esos por lo que sigo luchando para que no se pierdan. Estoy convencida de que si esto no lo hacemos en la calle, y si no hacemos frente, no va a pasar nada.
Me gustaría que esta nota sea también un homenaje al Negrito. Sabemos todo lo que les tocó vivir. ¿Nos contás un poco de él?
El Negrito, a pesar de su corta edad, se afilió a la FEDE cuando tenía casi 14 años. Para nosotros fue una cosa hermosa por que un día vino y le dice al papá: “Papá, yo quiero afiliarme a la FEDE”, “pero Negro, todavía sos un poco chico”. “Papá… yo no es que quiera andar en la calle haciendo cosas… yo quiero ayudarlos a ustedes”. En esa época no había fotocopiadoras como hay ahora. Estaban los mimeógrafos, que eran con tinta. Entonces él nos hacía los volantes, los panfletos de todos los tamaños. Nosotros le decíamos como hacerlo y él con paciencia los hacía. Hacía cosas muy lindas, con dibujos. Iba a la Escuela Nro 10, cuando vivíamos en Munro, y un día vino con la idea de que quería armar un Centro de Estudiantes. Nos dejó helados. Nos decía: “como puede ser que los padres tengan que comprarle cosas a sus hijos cuando no pueden. Vienen con zapatillas rotas, con los delantales mal. ¿Por qué el Estado no se hace cargo?”. Y así infinidad de cosas. Era un chico humilde, tan compañero. Un chico fuera de serie. El mamó todo eso de su abuela, de nosotros. Yo me llevaba a los dos a las reuniones. El golpe fue una desgracia para nosotros. Al Negrito lo tiran en los Vuelos de la muerte y la forma en que lo mataron fue tremendo. Yo me comí tres años. Lo primero que se me cruza es salir a buscarlo. Y yo veía que mi cuñada no me respondía y no me decía nada. Y al tercer día recién me entero que lo habían matado. Después de tantos años de lucha solo nos queda seguir la lucha.
Te enteraste que habían estado en el mismo Centro Clandestino juntos mucho después, ¿no?
Claro. Me entero mucho después, cuando salí y empecé a investigar, que había estado ahí conmigo, pero en distinto lugar. Él fue primero mordido por un perro. El cuerpo aparece destrozado en Montevideo, Uruguay, en el 76 aparece cuando él cumplía 16 años. Nuestro secuestro había sido 15 de abril de ese año y el 14 de mayo él cumplió años. Yo pasé de todo. Desde picanas hasta simulacro de fusilamientos. Trato de ponerme cada vez más fuerte. Estoy en varias organizaciones de DDHH y tengo buenos compañeros que me cobijan. La fuerza la tengo y la voy a seguir luchando.