Por Editorial Sudestada
Sucedió en Gral. Belgrano, este sábado. Nataniel Thierry Schouten -39 años- policía de la Provincia de Buenos Aires que estaba con licencia médica, asesinó a su exsuegra, Marcela Costilch, de 58 años de edad. La policía del lugar fue notificada de la activación de un “botón antipánico”, y cuando llegó estaba el femicida pegándole palazos a su ex pareja. Fue detenido inmediatamente, y confesó el crímen.
La causa caratulada como “homicidio calificado y lesiones”, quedó en Poder de la UFI n°10 de Chascomús, a cargo del fiscal Jonathan Robert, del Departamento Judicial de Dolores. La segunda víctima del policía -su ex pareja- tuvo que ser trasladada de urgencia al hospital y asistida también por un equipo interdisciplinario de la Comisaría de la Mujer y la Familia. Su familia aseguró que la mujer “se está recuperando en su casa de a poco porque tenïa la cabeza rota y el cuerpo golpeado”.
Otro femicidio. Otro femicida con denuncias previas. Otra muestra de una Justicia que nunca está acorde a los tiempos, a las necesidades, y que convierte una acción fundamental, en desidia.
Toda la ciudad conocía la violencia de Nataniel, de este policía que asesinó a su ex suegra y que luego fue a golpear a palazos a su ex pareja, con un desenlace con intervención policial por un “botón antipánico” que la víctima pudo activar.
Ayer familia y amigos de Marcela salieron a manifestarse en reclamo de Justicia. Por ella, y por todas.
Los femicidios duelen cada vez más. Todos los días, a toda hora, la violencia machista nos arrebata otra vida, y el silencio de algunos sectores, y el desprecio del gobierno nacional -entre tanto odio incrustado- pretende imponerse en una realidad en la que no solo ya no nos callamos más, sino que seguiremos esta lucha porque pudimos tirar gran parte del patriarcado, pero falta muchísimo todavía…
