Por Editorial Sudestada
Patricia Bullrich y Cúneo Libarona “proponen” las domiciliarias para los represores.
Paso a paso los monstruos de la historia y los infiltrados de la democracia avanzan, e intentan instalar la agenda criminal y la liberación de los condenados por delitos de lesa humanidad. Primero la visita de seis diputados del bloque de La Libertad Avanza en el Penal de Ezeiza. Luego la filtración de la reunión de funcionarios de Petri con otros represores en Campo de Mayo, en marzo de este año. Excusas rancias, mil maneras de distraer, una diputada que nació en el 93. Beltrán Benedit y el silencio de la mano de Villarruel y Milei. El “proyecto” que les entregó Guglielminetti. Y Astiz como la cara del terror, que siempre opera desde las sombras, y que sale en la “foto” atrás de todo, a cara media tapada, escondido como una rata cobarde.
Ahora Bullrich y Cúneo Libarona se suman a la escalada pro-genocida. En Mendoza, mientras se destapa la imagen con la cruz de fondo y un precedente que pone en peligro al pacto democrático, “proponen” las domiciliarias a los represores. “Esto ya no se ha convertido en justicia sino que se torna en venganza”, afirmó Libarona y habló de “alrededor de 300 detenidos”, cuando en realidad hoy hay 642 genocidas cumpliendo condena. De ellos solo 134 están en cárceles comunes. El resto -508- cumple la pena en sus casas con el beneficio de la domiciliaria, que además se viola una y otra vez. Y Patricia Bullrich habló del “criterio de humanidad” para los responsables del terrorismo de Estado.
Los dos ministros del fascismo. Los mismos que presentaron el proyecto para meter en cárceles comunes a pibes de 13 años. Los mismos que llevaron a penales a personas que se manifestaban contra la Ley Bases, acusadas de “terrorismo”. Los mismos que intentan sacar al ejército a las calles. Ahora pretenden liberar a Astiz y a los monstruos, sabiendo que una vez otorgada la domiciliaria, a la cárcel no vuelven más.
Que los diputados involucrados sigan sesionando es una piña a la democracia. Como lo es que el gobierno continúe el pasito a pasito criminal, y que el pueblo siga con esta tibieza demasiado peligrosa.