Norita Cortiñas y un jueves diferente, charló desde su casa con Sudestada. La lucha ejemplar de las Madres de la Plaza sigue sembrando rebeldías:
El mecanismo de esta enfermedad nos hiere, nos lastima. No poder encontrarnos con nuestra familia, con nuestro nietos y bisnietos, es terrible no poderse abrazar, no poderse encontrar para ir a tomarse un café, extrañar como extraño yo los abrazos, hoy en la plaza estaríamos mirándonos a los ojos, sintiendo el calor de nuestros cuerpos cerca, no podernos arrimar, estar a dos metros de distancia. Nosotros, que somos un pueblo cálido, somos un pueblo ardiente, latinos, cada vez que nos encontramos tenemos que darnos un abrazo, expresar de esa manera nuestro cariño, nuestro afecto. Eso, y el sufrimiento de los niños, especialmente, que no puedan despedir a un familiar que se está muriendo, no puedan darle la mano, acariciarlos, no puedan darle el adiós a sus seres queridos.