Por Editorial Sudestada
Seis meses después. Con la orden de la Justicia y la apelación más cruel del Ministerio de Capital InHumano. Pero sobre todo luego de que se destape la red de corrupción que sigue arrojando más datos, más ñoquis, más “funcionarios” de vidriera. Ahora sí, llegan los camiones del ejército, y van a repartir los alimentos que se vencen. No reflexionaron. No se dieron cuenta que secuestrar comida frente al hambre es demasiado siniestro. No escucharon a la Justicia y acataron la orden. No les llegó humanidad, ni les va a llegar. Lo que sucedió es que necesitan correr del foco a todo un Ministerio inventado que por ejemplo tenía contratado a un equipo de rugby con salarios entre 600 mil y 1.4 millones de pesos y ninguna función: los ñoquis de Pettovello.
Con más del 55% de pobreza, con 7 de cada 10 pibes que son pobres, en todo el territorio nacional, este fascismo menemista decide jugar con el hambre, reírse de los barrios en todo sentido, apuntar de la manera más cruel, y lograr con la destrucción de la conciencia social, de que tenga mucha más importancia un acto de corrupción en el Ministerio que los más de 6 millones de kilos de alimentos guardados y por vencerse. Porque si hay algo claro, es que si esta red corrupta, mafiosa, casta de la casta, y de “ñoquis liberales”, no salía a la luz, iban a seguir provocando y los galpones no iban a abrir sus puertas jamás.
Ahora bien, ¿qué sucederá ahora cuando el gobierno como parte del Estado tenga que comprar alimentos, y además distribuirlos? ¿De qué forma van a invertir si la decisión desde el primer minuto fue darle la espalda al pueblo, ignorar el hambre y multiplicar la pobreza?
Esta es la casta del hambre, la que luego del busto de Saúl, comenzó a mostrar a desnudarse un poco más…