Por Editorial Sudestada
El gobierno festeja, el PRO llora una derrota histórica en su Ciudad, y Santoro a penas sonríe. Sin embargo casi el 47% de los porteños no fueron a votar, y esa es una respuesta contundente a las gestiones y a la clase política. Porque mucho se lo atribuyen a las inundaciones, pero estamos hablando de casi la mitad del electorado.
Es decir que con el 53% del padrón -algo que se asemeja al 2001- Adorni sacó un 30%, lo votó 3 de cada 10 de los que se acercaron a la urna, y para el gobierno que vive del relato, la mentira, y el circo de confusión, es un logro enorme, más aún cuando el cachetazo se lo comió el macrismo, que gobierna la Ciudad hace dos décadas.
Adorni salió insultado de la escuela en la que fue a votar. Milei y Karina gritan “ganamos” en un contexto de crisis social, de una economïa devastada, del relato que se desploma, y en una Ciudad que aplaude siempre a la ultra derecha, pero que esta vez, desnuda lo que va sucediendo en el país, contra las encuestas oficialistas, los medios hegemónicos que crean opinión pública, y la realidad de que cuando no le mejorás la vida a la gente, y peor aún, se la empeorás, el pueblo habla.
Quizás esta sea otra mirada dentro de la sesgada del numerito y los “festejos”. Quizás podamos comprender que nos venden una cosa, y analizamos otra. Quizás el gobierno lo sabe y mete relato otra vez. Quizás este “triunfo” a medias de Adorni y cachetazo del PRO sea una señal de lo que se viene en octubre, y sobre todo, un aviso a toda la clase política que directamente está abandonando al pueblo, como en el 2001, y como muchas veces en nuestra historia reciente.
