Por Editorial Sudestada
César Rubén Ruiz Díaz, de 19 años, se llama el pibe de la foto, que el sábado pasado salió con su primo a divertirse a un boliche -CCP-, y fue salvajemente golpeado por un patovica. Cuenta su familia que César fue a la entrada del boliche para reclamar por la campera que había dejado en el guardarropa, y el patovica le dijo que se vaya, y lo empujó. “Ahí le metió dos piñas. En eso mi hermano que lo estaba esperando afuera se acerca para ver qué pasó y sale esta rata inmunda y le pega a mi hermano dejándolo inconsciente, ya que le pegó la cabeza contra del cordón”, sostuvo su hermana.
Sergio Ulloa, se llama el patova, que ahora se encuentra detenido por lesiones graves, mientras este pibe de 19 años todavía sigue internado.
Todos los fines de semana pasa lo mismo. Acá, allá, en cualquier boliche, los patovicas que se creen dueños de esa entrada, tienen el mismo accionar, las mismas órdenes, y muy poca lógica y capacidad. Son los mismos que le dicen “no” a un pibe por ser morocho, por las zapatillas, por algo que no les gustó del pelo o de lo que se les ocurra. Son los mismos que incomodan a las pibas, los que de repente te meten una piña por la espalda y te atacan de a muchos representando lo que son. Esta vez, dejando a un pibe de 19 años internado con semejante violencia expuesta.
Sergio Ulloa, el nombre de uno de toda esta runfla de pseudos “policías” que trabajan de abrir una puerta. Los que se dedican a levantar pesas, inflarse con lo que venga, pegarle a lxs pibxs de a 4 o 5, y continuar con las mismas metodologías.
Estudien chicxs, no sean policías, ni tampoco patovicas.