Esta mañana en la estación Merlo, cuando ser laburante significa tener que bancarse el maltrato y la improvisación.
Esta secuencia es de esta mañana, a las 7 en el túnel de la estación Merlo del ferrocarril Sarmiento. Todos laburantes que necesitan ganarse el mango y parar la olla, llegar a tiempo al trabajo. Nadie está yendo a hacer running ni a visitar a un tío al country ni a una fiesta con DJ en la vereda, ninguno de los que están en el túnel. Una sola entrada habilitada, la gente amontonada, el frío, el control a cargo de una sola persona desbordado, nadie que sea capaz de prever que hoy lunes esto iba a suceder.
La improvisación es una forma de desidia, el desinterés por el otro es otra manera de abandonar al trabajador. Cuando mencionamos que el control también es una cuestión de clase en tiempos de cuarentena, nos referimos a esta diferencia: a los laburantes se los somete a este trato, a los vecinos de los barrios populares se los militariza, mientras a los contribuyentes del privilegio en el epicentro del contagios del país, nada los perturba ni los controla ni los hostiga. La pandemia también es una cuestión de clase, y los que menos tienen, los laburantes, los que pelean por sobrevivir en tiempos difíciles, siempre son los peor tratados.