Por Editorial Sudestada
“Veinticinco cuerpos mutilados afloraron entre marzo y octubre de 1976 en las costas uruguayas, pequeña parte quizás del cargamento de torturados hasta la muerte en la Escuela de Mecánica de la Armada, fondeados en el Río de la Plata por buques de esa fuerza, incluyendo el chico de 15 años, Floreal Avellaneda, atado de pies y manos, “con lastimaduras en la región anal y fracturas visibles” según su autopsia”, afirmó Rodolfo Walsh en la Carta Abierta.
Floreal, es el Negrito. El Negrito Avellaneda. El que militaba en la Federación Juvenil Comunista, mientras todavía iba a la escuela. Y en la madrugada del 15 de abril del 76, un grupo de tareas fue por todo. Se llevaron a Iris y al Negrito. Primero pasaron por la comisaría de Villa Martelli. Los pusieron en diferentes celdas. Los dos escuchaban cómo los tortutaban. Ella, a su hijo. El negrito, a su mamá. “¡Mami, deciles que papá se escapó!”, escuchó desde una celda, Iris. Fue lo último que escuchó de la boca de Floreal.
A Iris la llevaron a Campo de Mayo, fue sometida a torturas durante 15 días, incluyendo un simulacro de fusilamiento. De ahí la enviaron a la cárcel de Olmos, a disposición del Poder Ejecutivo. Dos años y tres meses después, en julio del 78, fue liberada. Años más tarde, supo que el Negrito estuvo también en Campo de Mayo, que lo mordió un perro, y que fue víctima de los vuelos de la muerte. Como testifica Walsh en la Carta Abierta, su cuerpo apareció en las playas uruguayas. Ese día en el que los restos del Negrito pisaron la arena -junto a otras 7 personas-, fue el 14 de mayo del 76. Es decir, justo un mes después del secuestro. Y justo, el día de su cumpleaños. Estaba dentro de una bolsa negra. Le sacaron fotos y a raíz de una marca pudieron identificarlo. También a una mujer que tenía el DNI en un bolsillo. En Uruguay, supieron que esos cuerpos “venían” desde Argentina.
Si bien los restos del Negrito fueron identificados, hasta hoy continúa desaparecido. Porque nunca fueron entregados a su familia, ni a su mamá, Iris, que continúa la lucha, la búsqueda, y el camino de la Memoria, la Verdad y la Justicia, con una sonrisa y un corazón que conmueve.