El grito que recorre el mundo: “Todos somos Palestinos”

Por Editorial Sudestada

En la Universidad de Columbia -como sucedió en los tiempos de Vietnam- fue tomada por estudiantes para visibilizar el genocidio que perpetua el terrorismo israelí sobre el pueblo palestino. Un plan de exterminio que lleva décadas pero que desde el 7 de octubre no cesa la ofensiva y la masacre diaria. Más de 35.500 palestinos asesinados en menos de 7 meses. Entre ellos el 70% son mujeres, niños y ancianos. De hecho, Israel asesina a un menor de edad cada 10 minutos. 

Ante semejante realidad los estudiantes tomaron el hall de la Universidad y lo renombraron “Hind’s Hall”, en homenaje a una niña palestina víctima del genocidio. Las protestas llevan más de dos semanas, con muchos más estudiantes que se suman, y con el grito que ya no pueden callar, pero intentan. Es por todo ello que las autoridades no sólo amenazaron con “sanciones” sino que mandaron a las fuerzas de seguridad a reprimir, dejando heridos y con más de 100 estudiantes detenidos. 

La sombra de Vietnam y el pueblo en las calles contra el atropello de su país invasor y genocida, vuelve como una sombra que el imperio del norte no puede esconder. La realidad Palestina comienza a atravesar de punta a punta al territorio, no desde los medios de comunicación hegemónicos -que defienden al terrorismo israelí incluso con la agenda marcadita- sino desde trincheras y voluntades que no nos resignamos a que semejante masacre sea silenciada por un mundo cómplice. 

Más de 35 mil palestinos asesinados. Cerca de 80 mil heridos y/o mutilados. Millones de personas expulsadas a “vivir” en la calle. Un niño asesinado cada 10 minutos. Alimentos que no llegan. Servicios de necesidad básica cortados por el mismo ejército que fusila, bombardea, masacre y abusa del pueblo palestino, que resiste como puede. Un genocidio que no te muestran los libros de historia, sino que sucede ahora, en el mismo momento en que escribimos y leemos estas líneas.

EEUU e Israel intentan acallar la voz de los pueblos. Pero en el mundo -ese que no pueden comprar ni someter- hoy se grita bien fuerte: “Todos somos Palestinos”.