El “Gran hermano” de Bullrich

Por Editorial Sudestada

Volvió la SIDE con más de 100 millones de dólares de “inversión” cuando supuestamente desde el Estado “no hay plata” para derechos sociales en un país con miseria en aumento. Ahora de la mano de Santiago Caputo en el Servicio de Inteligencia del Estado, Bullrich con la “Unidad de Inteligencia Artificial” para “controlar” las redes sociales, patrullar los contenidos, y con ello la persecución de un gobierno que va dando pasitos rememorando los años más siniestros de nuestra historia reciente.

La excusa de Bullrich es la de investigar delitos, “situaciones de riesgo grave para la seguridad”, “detectar actividades sospechosas”. Recordemos que para la Ministra como para todo el entramado de quienes nos gobiernan, si salimos a reclamar somos delincuentes. Si nos movilizamos somos delincuentes. Si nos ven en una marcha también somos “terroristas”.

El ciberpatrullaje “legal” de Bullrich es la repetición de lo que venía ejecutando durante el gobierno de Macri. Esto atenta contra nuestros derechos, contra la privacidad de las personas, la libre expresión, y denota un peligro mucho mayor del que podemos imaginar. En esta misma línea -todo tiene que ver con todo- se blanqueó la institucionalidad de las visitas a genocidas como Astiz y Donda, y trascendió una especie de boceto de “indulto”. Es decir que el gobierno continúa dando pasos y ante el silencio, la falta de reacción de la clase política, de la Justicia, y del pueblo, “avanza”.

Ya no les alcanza con la persecución en las calles, con la represión como imposición del miedo, con las detenciones ilegales llevando a compañeros a cárceles comunes. Ya no les alcanza con el ejército de trolls y los alfiles mediáticos operadores. Ahora patrullan las redes, sacan perfiles, persiguen y censuran, todo por vía legal desde un Ministerio, con recursos de la SIDE y aliados a los monstruos de la historia por ahora detrás de las rejas. De los narcos ni noticia, de los verdaderos delincuentes tampoco. Pero sí del circo para blanquear la persecución estatal, con todo lo que esto implica.