Sucedió en Parque Centenario, el Día del trabajador. “Casualidad” o respuesta de la policía de Larreta ante la realidad de quienes salen a ganarse un mango. Pablo se levantó temprano, cargó las empanadas y tomó el tren Sarmiento hacia Caballito para laburar y poder traer una moneda a su casa. Pero aparecieron ellos. Los uniformados que salen de cacería en los barrios y que de manera sistemática atacan a laburantes. Frenaron a Pablo y le incautaron las empanadas. La excusa: el “delito” de vender en la vía pública. Sí, en un lugar en el que decenas de personas realizan ese trabajo todos los fines de semana. “No me pueden sacar la mercadería. Si me llevás el carro, me arruinás. No me pueden hacer esto, me quedé sin laburo hace 15 días y tengo dos pibes, loco”, expresó Pablo.
Larreta y la policía de la Ciudad en una persecución permanente a lxs trabajadorxs, los sectores más vulnerables, con el odio al pobre y a quienes salen a ganarse el mango todos los días. Lo vimos hace uno días cuando le secuestraron la moto y la mercadería a un cartonero, recordamos, entre tantos casos, al pibe que vendía salamines en la calle, a la “contaminación visual” en ataque contra personas en situación de calle, y ahora contra un pibe que salió a vender empanadas. No solo le prohibieron hacerlo sino que le incautaron su laburo, para llegar a la comisaría y repartirse las empanadas, entre risitas y el desprecio que los caracteriza. Pedir empatía a la policía y al gobierno de Larreta es un imposible. Estas imágenes pueden mostrar lo que sucedió porque alguien prendió una cámara y los expuso, pero este accionar es día a día y lo que pretenden es eso, que el pobre siga siendo pobre, que el laburante que no esté de traje y corbata sufra hostigamiento y sienta el peso de un gobierno y de su policía que nos quiere bien lejos, donde nadie nos vea ni nos escuche, donde cada vez seamos más invisibles.
A Pablo le robaron las empanadas, lo dejaron sin laburar, lo hostigaron. Eso son. Eso serán siempre.
Editorial Sudestada
