Por Editorial Sudestada
Quizás a muchos le sorprenda que Villarruel la homenajee, pero es consecuente con sus “ideas”, prontuarios, y el camino destructivo de reivindicación criminal. Porque para algún desprevenido de la historia, esa mujer del busto que no falleció sino que “disfruta” de la impunidad y el silencio en España, fue la que el 5 de febrero del 75 decretó, siendo presidenta, el “aniquilamiento a la subversión”, dando paso “legal” a la persecución estatal, al terrorismo de Estado, que comenzó de la mano de la Triple A, con Perón y López Rega a la cabeza, y luego expandido por la Junta de Videla, Massera y Agosti. La orden de esta mujer que hoy tiene un busto en el Senado de La Nación, fue la de “liquidar a las organizaciones militantes”, y con ese decreto se dio paso al Operativo Independencia en Tucumán. ¿Saben qué dato de “color” existe entre la vicepresidenta actual, este homenaje, e Isabelita? Que su papá, Eduardo Villarruel, fue parte de este Operativo en Tucumán. De hecho volvió de allí con un diploma de honor, firmado en mayo de 1976, por el genocida Bussi.
Quizás ahora se entienda este “homenaje” criminal. ¿Será peronista Villarruel? Preguntan muchos. Si algo del peronismo abraza esta mujer, es a la Triple A, a Isabel, al “brujo”, a los operativos clandestinos, al ataque a los movimientos sociales y políticos, a la persecución estatal, y a todo lo que vino después con el plan sistemático de aniquilamiento y los más de 30 mil compañeros detenidos y desaparecidos.
Que Isabelita reciba un homenaje en el Senado y que además tenga un busto es un insulto a la historia, es una trompada a la democracia, y una escupida a los compañeros que no están. Porque desde el 74 al 24 de marzo del 76, con Isabelita como presidenta y con López Rega soplándole el oído porque ella no podía aprender dos líneas de memoria, hubo más de 1.100 compañeros detenidos y desaparecidos, por servicios de tareas, no solo de la Triple A sino -entre otros- de la CNU y el Comando Libertadores de América.
¿Qué pasa que no hay reacción y que la clase política sigue en silencio y complicidad?