Devuelvan a Arcoiris con su mamá

Por Zuleika Esnal

“Nosotras estamos acá, charlando, y mi hija con su agresor”.
Delfina, mamá de la niña Arcoiris, durante la espera de dos horas en el Consejo de los Derechos del Niño de la Ciudad de Buenos Aires.
A pesar de la orden de la Corte Suprema, Arcoiris fue forzada hoy a las 7 de la mañana por una patrulla policial a subirse al vuelo de las 9.45 de Aerolíneas Argentinas con destino a La Rioja. El vuelo lo tenían reservado antes de llegar a Buenos Aires.
Arcoiris viene hablando desde los dos años de edad sobre los abusos sexuales por parte de su abuelo y del tipo que hoy la subió a un avión, su progenitor, Matías Nicolás Vergara. Hace siete años que persiguen a la mujer que la protege, su mamá.
Hoy, a través de un allanamiento ilegal, Arcoiris fue arrancada de su casa por orden de una jueza de La Rioja.

“Es muy difícil levantar una orden de restricción, esto no es casualidad” dijo la abogada de su mamá.
Adrián Hagopian, el mismo juez que dijo que para levantar la orden de restricción era imprescindible ver los informes psicológicos de la nena, fue parte fundamental del infierno que ahora mismo está pasando Arcoiris. Sin ningún informe, de todos modos levantó la orden de restricción.
Los medios riojanos hablan de “feliz reencuentro”, mientras nos consta lo que luchó esta nena por hacerse oír.

En 2023 lo intentaron y no lo lograron. Copamos los alrededores del edificio, nos plantamos en la puerta y no pudieron hacer lo que hicieron hoy: El desarraigo de todo lo que preservaba hasta hoy su humanidad y sus derechos y la tortura de vivir 24×7 con sus abusadores. El juez fue intimado al levantar una orden vieja, anterior a la de la Corte Suprema. En la orden autorizan a violentar cerraduras, como si del otro lado de la puerta hubiera criminales y no una niña que no para de gritar con su mamá.
En la orden hablan de reintegro de hijo con y de centro de vida en la ciudad de La Rioja.
La vida de esta nena es lo que menos les importa.
La vida de esta nena y sus derechos los vamos a defender nosotros, cueste lo que cueste y que caigan de una vez los responsables.

Editorial Sudestada