Por Gustavo Grazioli
No hay tiempo de más/ no hay tiempo de más/ una hora es fatal/ un minuto igual, cantó Manal a finales de los ’70. Con mucho tino el trío que lideró Javier Martínez vio de cerca la máquina arrolladora de una cultura que empezaba a ser carne de cañón de aquella sentencia popular que se repitió (y se repite) hasta el hartazgo: “el tiempo es oro”. Hoy somos testigos de lo efímero, de la liquidez de los consumos y las relaciones. La rapidez de las historias de Instagram son la nueva plantilla de la paciencia. En medio de este contexto, generar contenido es una estrategia a pensar y repensar: ¿cómo hacer para que la gente no se disperse al minuto y abandone eso que tanto tiempo llevó materializar? Julián Tabachnik tuvo una idea y se las ingenió a través de un podcast que dura solamente cinco minutos.
El experimentó se llama Dame 5 y nació a mediados del año pasado, en pleno confinamiento, con el propósito de que personalidades relevantes hagan recomendaciones de libros, películas, series y películas. El primer capítulo lo inauguró Beto Casella y luego siguieron El Mono de Kapanga, Hilda Lizarazu, Juan Di Natale, Carlos Belloso, Narda Lepes, Palo Pandolfo, Felipe Pigna, Maravilla Martínez, Rocambole, Andrea Alvarez, Ruso Verea, Barbi Recanati, Natalia Carulias, Rosario Ortega, Lula Bertoldi y Víctor Hugo Morales, entre tantos más que vale la pena descubrir en plena escucha. “Encaminé un podcast con una duración accesible para todo el mundo. Es amable. A veces se queda corto cuando el personaje es interesante, pero termina siendo muy dinámico y se convierte en una avalancha de datos”, adelanta Tabachnik.
“La idea surgió por el interés de buscar nuevas cosas para hacer. Hace veinte años que trabajo en radio y quise abrir el espectro de actividades y de cosas a realizar. Me contacté con unos amigos que tenían el sitio hecho con otros podcast y se me ocurrió la idea de uno con gente a que haga recomendaciones varias”, cuenta por mensaje de WhatsApp. “Trato de que sea gente que me agrade a mí. Esa es la premisa. Gente que me gusta lo que hace, que me gusta su obra, lo que genera su manera de pensar. Como trabajo en radio tengo la suerte de conocer muchos productores y consigo los contactos. Le escribo a cada uno de los invitados y obviamente les muestro trabajos anteriores para que se enganchen”.
Tabachnik hace 21 años que trabaja en medios. Su historia con el éter empezó desde muy joven. Como no sabía qué hacer con su vida y se la pasaba escuchando radio – Rock & Pop, principalmente – decidió averiguar dónde estudiar para ser operador. Se anotó en el Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica (ISER) y entró. Al terminar la carrera, empezó un raid profesional que lo llevó por radio Disney, Mega, Pop, Rivadavia, La Uno, hasta que hace diez años logró aterrizar en Rock & Pop. “Fue un sueño un cumplido. La escucho desde mi preadolescencia. Fue la que me impulso a querer entrar en este mundo”, dice. Y además, hace seis años que regresó a los controles de la sintonía del “puro rock nacional”. “Es mi segundo ciclo”, aclara.
¿Qué es lo que más te gusta de este nuevo proyecto?
Lo que más me gusta es que estoy haciendo algo nuevo. En radio siempre estuve del otro lado del vidrio, nunca hablé ni hice preguntas a invitados. Esto fue un logro y superó mis expectativas ampliamente. Me he topado con gente muy grosa y a su vez muy amable. Eso gratifica mucho. Me acuerdo de un video que me mandó Maravilla Martínez desde España con un sándwich en la mano: “Julián, discúlpame. No pude grabarte todavía, pero apenas pueda lo hago”. Eso fue increíble. Tuve varios casos así. Conocí gente muy piola.
El capítulo al que le guarda un cariño especial es al de Palo Pandolfo. Primero por ser uno de los primeros que participó del podcast y después por su triste despedida. “Súper amable y buena onda. Además dejó grandes recomendaciones”. Al de Pigna también le tiene gran estima y reconoce “que es una persona muy querida por todos”. El de Santiago Segura, el actor español, es otro que destaca, sobre todo por lo que le costó conseguir que le responda un mail. Estuvo cuatro meses escribiéndole, hasta que por fin logró contactarlo y que le mande sus recomendaciones. “Fue espectacular que semejante figura internacional haya participado de esto que hago”, concluye Tabachnik.