Constanza Isla, mejor conocida como @coisla, es una joven actriz, cantautora y activista vegana, ambientalista y feminista. Desde pequeña supo que quería ser artista y soñaba con cantar en grandes escenarios. “Siento que la música no es solo algo lindo que me permite hacer lo que amo, sino también un canal por el cual comunico y traduzco todas estas cosas de mi cabeza a un lenguaje más musical”, cuenta en diálogo con Sudestada.
Por Marisol Ramos
Una mujer con convicciones. Con 26 años, ya creó su propia marca de indumentaria, Vrote, en la que ofrece prendras veganas y cruelty free desde 2019. También fue parte de Health Save Argentina, donde preparaba viandas veganas para personas en situación de calle. Connie Isla es una de las activistas más reconocidas de la Argentina. Como parte de su faceta musical, fundó Musicos del Alma, una organización que promueve y realiza acciones solidarias y shows gratuitos en hospitales. Este año lanzó su primer libro, Más luz por favor, donde refleja sus ideales y activismos y aconseja sobre sustentabilidad y veganismo. Además, produjo sus nuevos singles, “Brote”, “Sexo sentido”, “Qué linda que estoy” y su más reciente trabajo, “Caminito”.
—Desde muy chica sos vegetariana. ¿Qué fue lo que desencadenó tu transición hacia el veganismo?
Fui vegetariana durante siete años. Siempre tuve muchas ganas de hacerme vegana pero me parecía algo super admirable e inalcanzable. Estaba muy negada. Y simplemente fue cuestión de conocer a una persona vegana, en este caso amigo de mi novio. Algo tan sencillo como ver que otra persona podía y que realmente no era imposible como me imaginaba fue el gran click para probar alimentos nuevos, sacar algunos de mi dieta e incorporar otros.
—No solo activás por el veganismo, sino también por movimientos como el feminismo y el ambientalismo. ¿Creés que hay una relación entre estas luchas?
Creo que cualquiera sea tu causa por la que actives en este mundo, debe ser interseccional. Claramente hay una relación entre todos. La base de todo debería ser la empatía, la equidad y el respeto. El veganismo es por y para los animales, es un movimiento que vela por la vida animal. Y claramente hay otras aristas que entran en juego, como por ejemplo la salud. Muchas organizaciones explican que una dieta vegana es súper saludable, hasta más que una dieta omnívora. En relación con el medioambiente, sabemos que la ganadería es una de las principales causas de la crisis climática. Y respecto de los derechos sociales, hoy en día estamos alimentando a miles de millones de animales mientras hay gente muriéndose de hambre. Todas esas son calorías ineficientes. Para producir un kilo de carne se necesitan muchos kilos de granos y litros de agua que podrían ir para les humanes.
—En tu libro Más luz por favor decís: “El feminismo para mí, así como también me sucedió con el veganismo, fue un despertar”.
Sí. Creo que al ser humano le cuesta cambiar, que es hijo del rigor. Hay mucha resistencia a aceptar que toda tu vida creíste en algo que no era cierto y que ahora hay otra verdad. Durante toda mi vida tuve ciertas creencias, valores y juicios en mi consciente e inconsciente, y un día, cuando comencé a despertar y ver que había otras realidades y otras verdades, fue realmente como salir del piloto automático, de una anestesia. Y eso puede doler, porque uno se enfrenta a todas estas cosas que no son fáciles de asimilar. Pero está buenísimo saber que uno puede y debe hacer un montón de cosas desde su lugar.
—¿Qué podemos hacer para combatir el cambio climático y tener una vida más amable con la naturaleza?
En primer lugar, hacerse vegane. Esa es una de las soluciones más eficientes y efectivas. Después, todo se reduce a cambiar nuestros hábitos de consumo. En vez de ir al supermercado, se puede comprar en dietéticas y rechazar plásticos de un solo uso. La industria de la moda es una de las más contaminantes del mundo. Podemos tomar consciencia sobre la ropa que usamos, pensar dos veces si es necesario tomar tantos colectivos o taxis, desenchufar el cargador, cerrar la canilla del baño; actos muy pequeños que si lo hacemos todos son un gran logro. Hay diferentes escalas de cambio.
—¿Qué opinas sobre la moda y el fast fashion?
La moda es un cambio que debemos instaurar en nuestras vidas. El fast fashion no solo es totalmente nocivo a nivel ambiental sino también a nivel humano y animal. Hay mucha gente trabajando para la industria de la moda en el mundo. Más del 80 por ciento son mujeres y solo el 2 por ciento cobra un salario “digno”. Hay mucha precarización laboral. Todo eso no va más.
—Además de ser activista, sos artista. ¿Dirías que la música juega un papel importante en tus luchas diarias?
Sí, definitivamente. Mi música es mi canal para expresar todo esto, es un lenguaje universal. Siento que no es solo algo lindo donde puedo hacer lo que amo, sino también un canal por el cual comunico y traduzco todas estas cosas de mi cabeza a algo más artístico.
—¿Qué esperas para los últimos meses del 2020 y que deseas para Coisla 2021?
Ahora salió “Caminito”, que es la primera canción después de “Luz y fuego” que no tiene un significado tan transcendental o un mensaje tan importante. Tenía ganas de hacer algo más descontracturado y darle un descanso a la gente que me escucha. Es una canción para bailar. Queda un tema más que sale a fin de noviembre, y estoy a full con mi marca y el activismo, como siempre. Para el 2021 espero lanzar otro disco, seguir creciendo con Vrote, poder hacer shows al aire libre, seguir comuicando todo esto. Y que el mundo cambie para bien.