Conciencia y clase: Crónicas de un villero, es un poemario que nos saca a pasear por el barro y el corazón de Villa Itatí. Elvio, con su pluma y su mirada de comunicador, conjuga la poesía con la denuncia en la apertura a este texto. Carta abierta a Villa Itatí, es el poema que inaugura esta cartografía que suplica por el amor y la libertad.
Por Natalia Bericat
Los versos nos llevan por los senderos del barrio donde afirma que un pasillo aún tiene hambre por que la guerra del agua sucia limpia nuestro futuro, pero donde además florece y se siente el olor de la comida de mamá. Frente a lo que duele, el poeta nos trae otros aires que nunca son mezquinos, sino que se unen a otras voces que introduce a modo de conversación con los pibes del barrio que también se animaron a escribir y a ponerle palabras a sus biografías. El paco te paraliza la sangre, dicen estas páginas donde hablar con el otrx es entender que lo colectivo es la esencia que fortalece todas las peleas que damos. Soy rebelde, escribe y agrega: acá estamos, somos rebeldes y así muere el individualismo con el que nos quieren alimentar todos los días.
La poesía de Elvio tiene música. Un ritmo que habla de las nuevas generaciones y de esa necesidad de gritar rimando y recitando. Resistencia/transparencia, igualdad/dignidad, relampaguean para hacernos entrar en un mundo que resuena y retumba. Es este libro una cartografía del conurbano, de Zona Sur y sus identidades. DNI Villero: donde nacimos importa, escuchamos de la voz de quien escribe. Leemos este libro desde la mirada tierna y subversiva de quien nos advierte que es posible, a pesar de este contexto de hambre y pobreza, revolucionar el mundo desde la palabra.*




¿Como fue el proceso de escritura de este libro?
El haber podido escribir este libro, fue como un desahogo, una especie de liberación espiritual. Porque escribir libera la tensión. En el momento que fui pensándolo, pensando el libro, su forma, su intención, lo que me fue acomodando la idea fueron las necesidades, y no solamente las mías como comunicador, sino como vecino de mi barrio: Villa Itatí. Porque Villa Itati aún sangra.
Lo digo así para no romantizar y hacerla a esta realidad cruda y visceral porque si bien hoy parece que hay asfalto, tenemos calles, tenemos luz, aun hay personas que siguen con la guerra del agua. Algo histórico, algo que si bien es real no deja de ser una fantasía que piensen algunos que si se están haciendo obras, las necesidades de los vecinos, los de este lado no son las mismas necesidades que la de los políticos de turno, que si bien hacen, aun no les llega a todos la solución. La cloaca, el acceso a agua potable, y el asfalto. Hoy nuestro techo es el cielo, mirarlo, contemplarlo y preguntarse ¿Cuánto falta para que nos llegue la ayuda? ¿Cuándo va a terminar esta pesadilla?. No quiero que me gotee mas el techo, no quiero perder lo poco que tengo, ya la plata no me alcanza y la salida no es vender droga. ¿Por qué? “¿Por qué me siento tan abandonada podría?”, gritar Villa Itatí.
Este proceso de investigar, diagnosticar, caminar y por último redactar en silencio en una esquina estas historias, juntarlas, como se puede es una gran lucha, es un derecho que tenemos de poder expresar lo que sentimos y lo que pasa. Escribirla fue imperiosa porque la voluntad de unir estas voces es tener la certeza de que aun tirado en el piso Villa Itatí resiste. Fue difícil unir, porque Villa Itatí esta fragmentada por momentos. Cuesta unir cuando en esta sociedad la mayoría cultivan el individualismo, el yo y el qué me importa el otro. Hoy la mayoría sufre enajenación, no saben para donde ir. Y solo esperan ayuda. Yo aporto esta ayuda. Y lo digo, no fue fácil, pero mi compromiso es mostrar que aun en la oscuridad puede florecer lo mejor que tenemos.
¿Cómo llegaste a este título?
Este titulo tiene la intención de filtrar, de escurrirse y servir de anzuelo, en el mejor sentido, un anzuelo que pique, y que eso que fue picado pueda llenarte de todo. Mayormente de conocimiento sobre quienes somos. Hoy podemos ser protagonistas. Hoy entiendo muchas cosas más de las que antes entendía. Comprendí que con herramientas uno puedo cambiar su realidad. Y avanzar sobre las limitaciones que tenemos como seres humanos, o las que nos imponen. Porque existen agentes que se encargan de subyugar eso. Que seamos así y que estemos lo más mansos y confundidos sobre quienes somos.
Este libro es sobre mi conciencia, la conciencia y de un lugar, de mis vecinos y su realidad. Es la comprensión escrita y critica que va a dar lucha a tanta desidia humana. Este libro tiene como objetivo general transformar las estructuras, y que esa clase que siempre nos han negado puedan comprender que la instancia más humana es cuando aprendemos. Consciencia y clase es un libro que educa y transforma. La idea de conjugar otras voces es para que sea mas fuerte, porque solo no es lo mismo que estar acompañado. Y otra cosa, dicen que cuando el dolor es acompañado es menos dolor. Y escribir duele, por la historia que tenemos y el presente que aun hoy sentimos. Esto es una responsabilidad individual pero también colectiva. Le da más detalles sobre la intención que tiene el libro. No sería lo mismo si la gente a la que apunta solo supiera de mi historia.
¿Qué nos vienen a traer estas crónicas e historias del barrio?
Realidad. Frío. Sobriedad. Una exploración con imágenes que intentan dar luz a tanta oscuridad. Es una clara denuncia sobre la atmosfera que vivimos y respiramos en Villa Itatí. En otras palabras, que las personas que puedan leer este libro puedan no solo imaginarse lo que pasa acá, sino que sientan y piensen que acá en Itatí las cosas no están bien. Como en tantas otras villas, y barrios del conurbano y de Argentina. Que crean en esto, que estas historias no son de ficción, son crónicas poéticas que hacen ruptura, pasando por diferentes realidades. Para seguir preguntándose y preguntando ¿Dónde esta este barrio? ¿Dónde esta pasando esto? Y que aparezcan estas voces es un logro vecinal.
¿Qué significa para vos tener este rol de poeta, escritor y periodista de Villa Itatí?
Como poeta algo costoso y doloroso. Pero hermoso. Como escritor un viajero de instantes. Como periodista un vecino militante. Cansado.
Cumplir este rol no es fácil, es una carga, una responsabilidad, se trata de organizarme por mi historia y la de los míos. La memoria me mantiene activo. Utilizo la memoria para no olvidar y seguir peleando por nuestros derechos. Poder cumplir este rol es fascinante y algo que en verdad me da mucha sensibilidad y fuerzas a la vez. Porque aun cumpliendo con mi deber de periodista, o escritor, o poeta, aun sigo siendo un vecino que tiene los mismo problemas que sus vecinos del barrio.
Hay temas o problemas que pueden más que otros afectarme más que otras, en particular lo que más me afecta son las realidades que siento y veo sobre las juventud y el consumo de drogas. Eso me duele. Y mucho. Es algo que creo interacciona mucho conmigo, creo que por que soy joven y muchos mis vecinos son amigos, o conocidos que nos criamos, y los veo, y ya no son las mismas personas. Y eso es por el consumo problemático de drogas. En especial el paco o el crack.
¿Qué seria la poesía para vos, Elvio?
La poesía para mi como pude y dije en otras entrevistas, es aire que respiro. Y como decía Alejandra Pizarnik “ la poesía me salva todo el tiempo, la poesía es eso que me sostiene para no caer” Por ella vivo aun. Porque es hermosa, es amorosa y armoniosa. Me da el amor que necesito para poder ver con sutileza esta realidad que tanto duele. Y escribir desde el amor y no desde el odio. Creo en mi, creo en la poesía. Y creo más que nada que la poesía es justicia. Y un derecho sobre todo. Este libro es sinónimo de justicia poética. Es poesía. Es justicia.



*El inicio de la nota forma parte del Epílogo del libro escrito por Natalia Bericat.
Pueden conseguir el libro comunicándose con el autor o con Desde Adentro.
Las primeras fotos son de Rodrigo Ruíz
