La serie brasilera ha tenido gran impacto dentro del feminismo ya que la historia de María Luisa (Malú) y sus amigas, se ha transformado en el relato de mujeres empoderadas. El trasfondo de la serie, está dado por un discurso machista y patriarcal que se despliega desde la figura del padre de la protagonista, pasando por su marido Pedro, hasta la justicia y su abogado que intenta convencerla de ser sumisa para recuperar sus bienes y negociar mejor con el padre de su hijo que amenaza con dejarla sin nada y sin el niño.
“El consejo de siempre para todas las mujeres: “sé amable”, “comportate”, “sonreí”/¿Y si ya no tengo ganas de sonreír? y si Waltinho… estuviese exhausta de jugar a ser la chica buena para que los hombres me respeten? ¿Y si en vez de hablar bajo elijo ser asertiva o tal vez arrogante? No es por nada, pero ustedes los hombres hacen siempre eso y las cosas les salen bastante bien”, le dice Malú a quien supuestamente la defiende legalmente.
Cansadas de jugar a ser las chicas buenas, de encajar en los moldes de este sistema que nos oprime. Cada una de las personajes de esta serie sufre diferentes violencias que de la única forma que las pueden transitar es juntas, abrazadas en manada. Estamos hartas y cansadas, pero nos tenemos compañeras.