Por Cecilia Solá
A una semana de Navidad, demostrando total desconocimiento sobre los derechos de las infancias, absoluto desinterés en los Derechos Humanos, y una falta de humanidad aterradora en una jueza de familia, la doctora Karina Feldman, del Juzgado de Niñez Adolescencia y Familia numero 1 de la ciudad de Resistencia Chaco, dictaminó que una niña de seis años fuera arrancada de los brazos de su madre, delante de su hermanito menor, y entregada al padre del progenitor que la niña señala como abusador.
Adoctrinamiento, misoginia, tufillos de tráfico de influencias, y una violencia institucional sin límites acompañan el calvario de Cielo y su madre, desde el principio. Tres años después de separarse y denunciar al padre de su hija por violencia de género- caso que logró condena, probando que la golpeó con la bebé recién nacida en brazos- M. comienza a notar , en el 2020, la reticencia de su hija a ir con los abuelos paternos, llantos, enuresis, y actitudes que demostraban claramente temor y rechazo. Los extraños horarios de visita pactados por la jueza eran nocturnos: de 19 a 22, de 20 en adelante, horarios impensados para una niña de tres años. Y entonces, Cielo puede verbalizar el primer paso: “de noche, no, mami. De noche, no”.
Desde el momento en que su mamá tomó conciencia de lo que su niña atravesaba, e hizo la denuncia, la familia paterna arrojó sobre ella no el peso de la ley, sino el peso y la fuerza de sus contactos, dinero e influencias. M., la madre de Cielo sufrió persecución hasta en su trabajo (paradójicamente, Poder Judicial), fue perseguida mientras atravesaba un embarazo de alto riesgo, que la obligó a trasladarse a Bs As , de dónde se la trajo bajo amenaza de arresto , acusada de obstrucción de vínculo, y, finalmente esta última aberración jurídica y humana de Feldman es otra muestra del adultocentrismo, la misoginia y el amedrentamiento que la justicia intenta imponer a las Madres Protectoras.
La cofradía machuna y pedófila se defiende, y tiene con qué. Pregúntenla, si no, al ministro Cúneo Libarona que quiere subir las penas a lo que llama “falsas denuncias por violencia de género”, proyecto mal amanecido de la pobre y alienada cabeza de Carolina Losada. O a las autoridades de la UBA, avalando un congreso sobre el inexistente Síndrome de Alienación Parental, excusa para desestimar la voz de la víctima y criminalizar a su madre /familia protectora.
¿Quién garantiza el cuidado y la protección de las niñeces en los procesos de de denuncia por abuso sexual?
Si siempre fue difícil denunciar, ahora se ha convertido en una verdadera ordalía. La justicia que debería proteger a las infancias, al inocente, obstaculiza, revictimiza y amenaza a la familia, promete castigo a quien se atreva a romper el silencio cómplice, a señalar al lobo, a nombra lo que quieren dejar dejar sin nombre, para que nadie sepa que está pasando.
No será. No nos nublarán a Cielo, no borrarán a Arcoiris, no detendrán la potencia de Rayo. Ni con toda la plata, ni con todos los contactos, ni con todas las amenazas, no será. No pasarán.