Por Editorial Sudestada
Sucedió el sábado en Córdoba. Encontraron a Susana Beatriz Montoya asesinada con signos de violencia en su cuerpo, y con un mensaje mafioso: “Los vamos a matar a todos. Ahora vamos por tus hijos. #Policía”. Su hijo, Fernando Albareda es militante de H.I.J.O.S., y en diciembre pasado -luego de que asuma el gobierno que reinvidida al terrorismo de Estado- sufrió amenazas en la puerta de su casa. Ahora, asesinan a su madre, a Susana -esposa de Ricardo Fermín Albareda, detenido y desaparecido el 25 de septiembre de 1979-, y dejan otro mensaje mafioso similar a los que utilizaban los servicios de tareas durante la última dictadura cívico militar y eclesiástica.
Susana, Fernando, y su familia, son víctimas del terrorismo de Estado. Militantes de derechos humanos. Fueron amenazados en diciembre pasado. Y ahora ella es asesinada en su casa con signos de violencia y un mensaje de amenaza directa y que peligra el futuro de su familia y grupo cercano. ¿Qué esperaron para proteger a esta familia, de qué manera tomaron la denuncia de amenaza de 8 meses atrás? ¿Qué está haciendo la Justicia de Córdoba, pero sobre todo qué reacción está teniendo la clase política argentina mientras los organismos de derechos humanos levantan la voz, luchan, y ellos siguen sesionando con diputados que se reúnen con Astiz y los peores monstruos de la historia? ¿Tenemos conciencia que así comenzó la Triple A en el 74?
Dos compañeras de HIJOS de Rosario sufrieron un ataque violento por sus militancias. Y desde muchos sectores ignoraron la noticia. El año pasado compañeros fueron amenazados por distintas vías de comunicación, y gran parte de la opinión pública y de los medios defensores del hambre, se ríeron.
Reclamamos junto a todos los organismos una investigación a la altura, que se encuentre y condene a los responsables, pero sobre todo que este crímen despierte a quienes hoy deciden mirar para otro lado mientras los monstruos “avanzan”.